miércoles, 25 de mayo de 2016

Cuando se pierde un anillo.

Desde el mediodía llevaba Doña Marta Palacios sin hablar casi (¡precisamente ella!) y a ratos con gestos de estar a punto de llorar. Fran y Juan Gordal le habían preguntado, pero solo respondía:

-Es que tengo miedo de estarme volviendo tonta con la edad.

Ahora ya en la cena, las lágrimas se le saltaron. Los dos hermanos se echaron encim y le preguntaron:

-¡Es que he perdido el anillo de vuestro padre! ¡Y es muy importante para mí! Era mi marido y además se me olvidan las cosas y...
-Bueno, mamá. No te preocupes que seguro que aparece.
-¿Y si se ha perdido, qué?¿Que le den a vuestro padre?
-Mamá, se te ha perdido más veces y siempre ha aparecido -dijo Juan.
-Y muchas más cosas igual cada día: las llaves, el bolso, la agenda...
-Me estoy quedando tonta. Cada vez me pasa más a menudo.
-No, mamá, perdías las cosas desde hace muchos años.

Doña Marta se levantó y se fue dormir. Al día siguiente dio su clase, se fue a un concierto, y cenó con normalidad. Pero al irse a dormir volvió con los lloriqueos y los lamentos. Al irse a dormir, en sus rezos, los dos hermanos oyeron que pedía que no quería estarse volviendo tonta o senil.

-Antes le daba por otras cosas, llegad a esta edad le da por eso.
-Pero tienen que aparecer el anillo o lo va a pasar muy mal. Habrá que tener cuidado al barrer y...

Doña Marta debió oír la conversación de los dos hermanos desde su cuarto porque vino gritando:

-Comolohayasbarridotematoparecementiraquetengáistanpocorespetoporvuestrospadresyelmalrato
quemeestáishaciendopasaresparadarosdebofetadas...
-Bueno -dijo Fran-, al menos parece que no está mala, es capaz de las mismas peroratas de siempre.

Al día siguiente Doña Marta se fue a lavar las manos y pegó un grito tremendo:

-Elanilloestabacaídoenelsuelomeacordabaquelaúltimavezquelovifuelavándomelasmanosyaha
aparecidoparaquenodigáisquenoseescuchanmisoracionesperotendréquetenercuidadoporquelopaso
muymal...
-Bueno, tú asume que te va seguir pasando. Perderás cosas y las encontrarás. Como siempre ha ocurrido.
-Peroaantesnoestabaviejaahoramedamiedocuandomepasacadavezesmásaterradorprometedmequesi
semevalacabezamelodiréis...
-Bueno, el caso es que una vez más se demuestra el juego que da que se pierda un anillo. Como en Airbag, El Señor de los Anillos...

¿Tendrá complejo de cerdo?

Aquel perro se acercó dando saltos. Era claramente más pequeño que Diez, y más joven. El caso es que dos veces se puso a corretear y dar saltos alrededor del perro de los hermanos. Diez en cambio se echó para atrás y no pasó de perseguirlo con la mirada.

-Joder, Diez, eres el perro más soso que he visto -dijo Fran.
-Parece que no le gusta tratar con los de su especie -añadió Juan.
-Lo habrá tomado de ti. ¿No acaban los perros pareciéndose a sus dueños?

El caso es que el perro de los dos hermanos nunca parecía alegrarse ni motivarse con lo mismo que los otros perros. Lo que tenían más visto nuestros protagonistas es que no corría tras las pelotas, pero tampoco tras otros perros, tras los juguetes con pito (que parecían asustarlo con su sonido), etc. Ahora se echaba hacia atrás cuando otros perros venían a saludarlo.

-Lo único que parece motrivarle es frotarse contra nuestros pies cuando llegamos.
-Bueno, él es así.

Al decir esto, un perro más grande que Diez pasó corriendo tras una pelota, y casi lo pisó. Diez le ladró levemente, pero ni por asomo se puso a perseguir la pelota.

-Yo al principio creía que es que era este tipo de perros, que no había aprendido aún... Pero no, ya veo a perros de todas razas, formas y edades motivarse con las mismas cosas salvo Diez -dijo Juan.
-No sé, a lo mejor es que él tiene otra visión. Si pudiese contarnos...

Entonces el animal echó a correr a l mayor velocidad que él podía. Sacaba la lengua y ponía la típica cara de disfrute de los perros.

-Habrá visto por fin algo que le haga ilusión -dijo Juan.
-Bueno habrá que alegrarse.

Pero los dos hermanos se llevaron un disgusto cuando descubrieron que lo que había visto Diez no era más que un charco de agua embarrada y enmoecida. Se echó en él, se revolcó, y parecía llamar a sus dueños con sus gestos.
-Me cago en la leche, esto es lo único que le mola. ¿Y ahora cómo le quitamos el barro?
-Igual si le gusta retozar en el barro y respira con dificultad con ese hocico es que cree que en vez de un perro es un cerdo.
-Pues será, pero los cerdos al menos no tienen lana. Ahora en casa vamos a tener que ducharlo.
-Bueno, pero por lo menos ha disfrutado cuando salía.

Terminator.

-Pues de verdad que ni me acordaba de la primera, ahora que vamos por la cuarta y ya tiene hasta Spin-offs esta saga -dijo Fran Gordal después de visionar en su ordenador Terminator.
-Era también muy buena, hombre -respondió Juan.
-Fíjate que ya se ha pasado amplísimamente la fecha que en la película daban para ello, pero yo creo que de hecho incluso ahora la gente se teme más que las máquinas acaben haciéndose con el control de todo.
-Bueno, es más sutil, ahora más que que lo controlen todo, se teme que acaben deshumanizándonos, que pierda el hombre toda razón de ser. Pero sí, la guerra que ponen aquí contra la tecnología es muy impactante.
-Esta película era la leche en su momento. El mundo que dibujaba da hasta miedo, y creo que es la primera vez que se recreaba un futuro postapocalíptico de máquinas como ése. Ahora ya hay Matrix, Robocop...
-Los protagonistas también tienen mucho carisma, porque Sara Connor y Kyle Reese logran captar tu atención desde el principio.
-Y estaba hecha por lo visto con cuatro duros. La maqueta de Stop Motion del final era casi de baratillo.
-Y así, centrándose en la acción hace recapacitar sobre la condición humana, la compasión, al afecto... Uno se siente orgulloso de ser persona en algún momento.
-Y también yo no sé si había olvidado o era demasiado pequeño para recordarlo ese homenaje a Buñuel. Es una peli, en suma que todos deberían ver.
-O incluso sus secuelas.
-Incluso.
 Ficha de la película , aquí.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Peoras en la FNAC

-Pues yo creo que el anterior sistema era menos sofisticado, pero más cómodo -dijo Juan Gordal.
-Bueno, por lo menos así estás separado e individualizado, que para esto siempre es mejor.

Los dos hermanos hablaban del cambio que se había producido en los baños de la FNAC, que de ser una enorme sala donde uno abría y cerraba sus puerta para hacer sus menesteres, habían pasado a tener un sistema de bloqueo automático controlado por un operario, y sobre las puertas una luz indicando cuáles están libres y cuáles no.

-Me recuerda un poco a las celdas de una cárcel -dijo Juan Gordal.
-Pero mira, si así fuese, así al menos estás libre de violaciones en la ducha. Supongo que habrán buscado intimidad, aunque fuese a costa del espacio disponible y la comodidad.
-Bueno, mira -dijo Juan-. Se queda uno libre.

Se encaminó, abrió la puerta y... ¡No podía creerlo! El hombre que estaba dentro no había terminado de recoger sus cosas y se lo encontró de cara.

-Lo... lo s... lo siento -acertó a balbucear Juan.
-No pasa nada, se ve que el sistema se ha roto.
-No -interrumpió el operario que controlaba los bloqueos-, es que esa puerta no cierra bien

Cuando por fin lograron salir de allí Juan seguía colorado como un tomate.

-No me lo puedo creer, es de lo más vergonzoso, encontrarse con un tío antes de que acabe de cagar.
-Al menos se lo ha tomado bien, pero esto quiere decir que tampoco para la intimidad sirven esos baños.
-Pues ahora sí que podemos decirlo, es lo que por allí llaman una “peora”
-Sí, algo mucho más aparatoso que en lugar de mejorar empeora.

Una sensación muy poco agradable.

-Bueno, cariño, tú vienes y me ves. Si no te gusto, ya sabes -decía aquel travelo que nuestro protagonista encontró prostituyéndose en una esquina de la ciudad.
¡Como si hiciese falta tanta comprobación! Pensaba para sí nuestro héroe. En serio, alguien habría que aceptase tal trato, pero a nuestro protagonista no le cabía en la cabeza. Todo el mundo tiene claro lo que le va y lo que no en cuestiones sexuales. Aquel individuo jamás haría negocio con nuestro protagonista, no le iban ni la prostitución ni la homosexualidad. Pero lo que estaba proponiendo el transexual a su interlocutor, un hombre de mediana edad con una incipiente barba blanca, parecía despertar su interés:

-Bueno, yo nunca he hecho esto, pero ya voy teniendo mis años y...

Fran entonces cayó en la cuenta. Aquel viejuno entrando ya en la edad provecta, probablemente había pasado toda su vida ocultando sus gustos. Quizás la presión social y los hábitos homofóbicos de la sociedad española hasta hacía poco le hubiesen tenido buena parte de una vida que ya se aproximaba a la vejez reprimido y escondido. Y entonces nuestro protagonista tuvo un sentimiento muy extraño. Pese al rechazo casi visceral que le producía la prostitución, y el hecho de que encima fuese en una tendencia sexual distinta a la suya, lo que reforzaba su repugnancia sintió cierta lástima por esos dos personajes. En el caso del travelo, por estar condenado a ejercer tal profesión. En el del anciano, por haberle reprimido tanto tiempo. Y además, pensando que quizás la prostitución, todo tipo de prostitución, tiene gran parte de su base en una conducta cerril que empuja de modo forzado a mucha gante cosas que normalmente no harían. Esto lo hbía escuchado muchas veces en programas y charlas sobre los problemas del tercer mundo. Pero ahora estaba ante sus ojos, en vivo, en su propia ciudad. Por primera vez en mucho tiempo sintió que sí que quizás los que afirman que problemas sobre tolerancia y sociedad que vemos muy lejanos están a la vuelta de la esquina. Y era una sensación muy poco agradable.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Juan, el Salón y la gente contenta.

Pues aquella tarde, Juan y Fran Gordal volvieron a la tienda de tebeos. Había muchas novedades, era la semana del Salón del Cómic de Barcelona, y del Expomanga en Madrid. Las tiendas estaban llenas de sus nuevas joyas. Perramus, el que tanto había deseado Juan Gordal era el más importante, pero también había de Miguelanxo Prado, Gustavo Rico, varios europeos, etc. De todas maneras, de nuevo el escabroso tema del dinero se entrometía entre los hermanos y sus anhelos. Cuando Juan Gordal se encminba al mostrador pensando qué se llevaría oyó a los dueños de la tienda:

-Pues estaba todo estupendo. El homenaje a Francisco Ibáñez hasta me saltó unas lagrimitas.
-Pues sí, pero a mí me encntó ver a otro Francisco, Francisco Molinero.
-No lo conozco
-Te está diciendo Frank Miller, hombre -le interrumpió Juan. Todos comenzaron a reír.
-De modo que estuvisteis en Barcelona ¿no? -dijo Fran.
-Y en Angulema, Grenoble, aquí mismo en el expomanga... Claro, teniendo esta tienda tenemos que ir a todos lados.
Juan hizo su pago y al salir seguía la conversación con su hermano:

-Joder ¿dará esta tienda para todos esos viajes?
-Bueno, no sé, les compra bastante gente a precios que nosotros tenemos dificultad para pagar.
-Creo que deben ser los más felices del mundo con todos los tebeos que quieran y yendo donde están los maestros.
-Bueno, creo que como han dicho es parte de su trabajo. Un trabajo que a uno le guste es algo muy importante.
-¿Ya estamos con esa mierda? ¿Quién has visto tú que haga a base de trabajo lo que quiere?
-Esos dos dependientes ahora mismo.
-No puede ser, alguien los mantiene.
-Bueno, igual los villanos de los cómics, pero desde luego, van a trabajar allí, y parecen contentos.
-¡No puede ser! ¡No existe nadie con tanta suerte!
-Bueno, vamos a pillar unas cervezas que te está dando uno de tus ataques.

Y una vez más, Fran tiraba en vano de su hermano, mientras este despotricaba contra el sistema de trabajo de la ciudad y contra la gente contenta con lo que hacía.

viernes, 6 de mayo de 2016

Un perro por fascículos.

- ¿Qué ha pasado con Diez? -dijo Juan Gordal viendo al sacar al perro que tenía una forma extraña dada porque tenía el pelo largo en la parte posterior de su cuerpo y corto en la delantera.
-Es que se ha puesto nervioso cuando lo esquilaba y me ha mordido varias veces. Al final he tenido que dejarlo.
Era una cosa normal entrando en mayo que al perro hubiese que esquilarlo, pero él, que normalmente siempre se había dejado, ahora se ponía nervioso cuando Juan llevaba a cabo el proceso.

-Bueno, está gracioso -dijo Fran-, pero habrá que terminar de esquilarlo, no podemos dejarlo así.
-Luego me pongo -dijo Juan
-¿No sería mejor pedírselo a la veterinaria? -dijo Fran.
-No, que cuesta tiempo y dinero. Yo he empezado y yo acabo.

De modo que al llegar a casa Juan reemprendió la operación y esta vez logró dejarlo bin salvo las patas posteriores y la cola.

-Ahora parece que lleve unos bombachos -dijo nuestro protagonista.
-Pues hazlo tú, cabrón.
-Yo es que no sé.
-Ya, pues mira mis manos de sus bocados.
-Por suerte Diez no tiene un mordisco muy potente.

Dos días más tarde de reanudar a intervalos irregulares la operación, Diez estaba perfectamente esquilado. Pero Juan tenía las manos llenas de arañazos.

-Tendríamos que haberlo llevado a la veterinaria.
-Si siempre se había dejado -dijo Fran-. ¿Por qué íbamos a malgastar tiempo y dinero con ello?
-Pues mira, razón de más. A lo mejor este año no se deja por algún motivo.
-Lo que tienes que hacer es aprender a esquilarlo tú, que nunca haces nada.
-Un año lo intenté y te dio un ataque de histeria sólo viéndome coger la tijera.
-Porque te estabas peleando con él y veía que lo ibas a desgraciar.
-Pues entonces no te quejes. Vas a seguir pelándolo tú por fascículos.

¡Y encima no duerme!

-Muy buena hoy la cena, Fran -dijo Juan Gordal a nuestro héroe al acabarla.
-Gracias, Juan, pero estando mamá medio mala no podía hacer otra cosa que prepararla yo.
-Aversioscreéisquemeestoymuriendoyopuedoconestoy
muchomáshoyhetenidoclaseconlosniñosy
salvolastoseshepodidocontodoyluegomeheidoalcon
ciertoqueconloscarameloshecontenidolatos...
-Joder, es increíble -dijo Fran-. Con la garganta irritada está con más fuerza que ninguno de nosotros.
-SíahoradiráslodelaEPOquemequeréisenterraryaúnnome
hemuertoahoravoyafregarporquehoytengo
quedormirbienparqueestosemepaseynovoyadejarquelohaganingunodevosotrosquemañanavoyporla
tardeconlosniñosalmuseoqueseloprometíyloheidodejando...
-Yo no sé cómo si no ha parado de quejarse de la garganta está haciendo planes para el día siguiente.
-Deja, mamá, me encargo yo dijo Juan.

Una vez más la energía de Doña Marta dejaba a ambos hermanos en fuera de juego. Se había levantado con una irritación de garganta que nuestro protagonista atribuía al cambio estacional, pero no disminuía su ritmo ni delegaba ninguna tarea. Y eso que afirmaba que tenía toses y dificultades respiratorias que no habían notado en absoluto sus hijos con la capacidad pulmonar que demostraba cada vez que hablaba. Y encima, cuando la Tía Maria Cristina había pasado esa tarde por la casa y como de costumbre, sin haber visto nada había decidido por todos, Doña Marta le había echado una bronca digna de verse.

-Joder, Juan, la tía le dijo que tenía una alergia y mamá se ha puesto... le dijo deningunamanera
yaheconsultadoconunalergólogoytúnomedasleciones... bueno, me ahogo, no puedo hablar como ella.
-Yo he estado todo el día escribiendo elguión, y me apetece sentrme un poco. No sé cómo lo hace. Menos mal que ya se ha acostado.

Pero entonces, Doña Marta en camisón y ojerosa entró por la puerta.

-¿Pero no te habías ido a dormir?
-Esquenopuedodormircponelzumbidoqueechoalrespirarylastosesmevengoaquíaversisemepasaun
pocoporqueasínohayquienduermavosotroscomonohabéistenidolagargantairritadanosabéisloquees...
-¡Joder, encima no duerme! -dijo Juan.
-Para mí no hay duda, tiene que doparse, no hay Critao que aguante eso.
-NiñoaquetepegounalecheporblasfemarnometasanuestroSeñorenestoqueaversisemepasaypuedo
dormirqueestoeshorrible...
-Mamá, hemos tenido mal lagargnta.
-Puesyasabéisquenosepuededormirquelairritacióntehaceoírtupropirespiracióncomounruidoterrible
peroyomañanavoyadarmiclaseporcojones...
-Pues dime si no te dopas cómo lo haces porque yo no lo entiendo.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Por nuestros mayores y por nosotros.

42 años duraba aquella historia. En 1974, el Atlético de Madrid llegaba a la final de la actual Champions League, entonces Copa de Europa. El rival era el gran Bayern de los años 70, uno de esos equipazos legendarios que todos tienen en la cabeza. El Atlético logró plantarles cara, incluso tener ganado el partido hasta el último minuto de la prórroga, pero un gol del defensa Hans Georg Schwarzenbeck forzó a deshora el empate, y todos saben que en el nuevo partido que se jugó (entonces no existían los penaltys) los alemanes fueron muy superiores. Aquella desgraciada final había creado el estereotipo de que el Atlético de Madrid era el pupas, y durante muchos años fue una losa para muchas generaciones de aficionados rojiblancos. Nuestro protagonista mismo no había nacido entonces, pero había oído en múltiples ocasiones a su padre hablar y lamentar aquella final perdida, sobre todo por la gran admiración de Don Luis Gordal a varios jugadores de aquel Bayern, singularmente Gerd Torpedo Müller, “el delantero total.”

Por ello cuando 42 años más tarde, el Atlético y el Bayen volvieron a cruzarse en la competición, no era extraño que muchos lo viesen como una revancha tardía. El club promocionó aquel cruce de semifinales con el slogan “Por nuestros mayores.” Fran encontraba esa idea entrañable y buena, pero tenía otras cosas en mente.

-Entonces, ¿no te apetece la revancha, Fran? -preguntaban en su familia.
-Claro que me apetece, pero yo tengo otra revancha en mente.

Los días previos a los dos partidos no dejaba de repetirse que el Bayern de nuevo era favorito a todo, pero como siempre, el Cholo Simeone, el jugador y ahora entrenador que había dado la vuelta al Atlético en los últimos años, que había convertido a un equipo que cogió cuarto por la cola en la liga en un club multicampeón, decía que con humildad y trabajo se los podía superar, idea que se engrandeció tras el partido de ida, que el Atlético ganó uno a cero con un golazo de Saul Ñiguez, 


 y donde aguantó muy bien el terrible ataque de los alemanes en la segunda parte. La primera parte de la hazaña estaba hecha, pero quedaba un partido de vuelta muy duro en Munich. Nuestro protagonista no dejaba de decirlo:

-Cuidado con Munich, que es un campo muy jodido.
-La revancha de los mayores aún no se ha conseguido ¿verdad?

Además ocurrió una cosa muy fea que cargaba aún más el partido de vuelta: resultaba que los clubes señoritos de toda Europa, incluyendo al mismo Bayern, no veían con buenos ojos que el Atleti pudiese llegar a hacerles frente. Diversas personalidades ligadas al Barça, a los grandes clubes italianos y a otros empezaron una absurda campaña mediática contra el fútbol del Atlético de Madrid tachándolo de defensivo, feo, aburrido, etc. Un ex jugador del Bayern, Karl Heinz Rummenigge, había llegado a cargar contra el formato de competición “porque clubes como el Atlético siguen adelante y la Juve está fuera.”

-¡¿Pero cómo tienen cojones de decir eso?! -se preguntaba nuestro protagonista-. ¡Anda que los italianos se han caracterizado por su juego preciosista y vistoso!
-Es todo clasismo, Fran, a los clubes señoritos no les mola ver a otro en su cortijo -le respondió Juan.
-Eso hará más grande nuestra victoria.
-¿Por los mayores?
-Sí, pero tengo otra cosa en mente.

Y así ocurrió que en el partido de vuelta, el Bayern salió en tromba y logró adelantarse. Todo parecía indicar que el Atlético recibiría un terrible golpe en su moral, ya que al descanso los alemanes iban ganando y habían dominado de cabo a rabo. Incluso habían dispuesto de un penalty a favor bien parado por Oblak, el excelente portero esloveno del Atlético de Madrid. Pero los cambios del Cholo lograron que el equipo tuviese más posesión de pelota y disfrutase de alguna ocasión a la contra y en una de ellas, Antoine Griezmann empató el partido. Un gol posterior del Bayern sirvió para dar la dosis de sufrimiento necesaria al pase. 



-Joder, la última media hora ha sido terrible para mí -dijo Fran
-No exageres, que ya estáis en la final. Tampoco ha sido para tanto.

Sin embargo, nuestro protagonista había llegado a ver al Atleti eliminado, y los alemanes no encajaron bien la derrota. Rummenigge, el mismo que se quejaba del sistema de competición, ahora decía que se sentía estafado por el árbitro, y Arturo Vidal, jugador chileno del Bayern, decía que en modo alguno había pasado el mejor. Las causas de sus quejas eran un posible fuera de juego en el gol de Griezmann y un inexistente penalty que se pitó a favor del Atleti.

-Pues que se jodan, el gol no hay manera de ver claro si es ilegal, y el penalty se ha fallado, así que no lloriqueen. Ya estamos en la final.
-Y habéis dado la revancha a los mayores.
-¡Y dale con eso! A mí no me preocupa.
-Bueno, pues ahora que ya habéis pasado dí qué es lo que tienes en mente.
-Pues no sé si te acuerdas -dijo Fran poniendo tono de hablar de una cosa evidente-, que hace dos años llegamos a la final. Y como con ellos, un gol a deshora de un defensa nos privó de la copa después de haber sido mejores y habernos adelantado.
-¡Es verdad! Hay que ver, dos finales en tres años, cuando entre la del Bayern y la del Madrid pasaron exactamente 40. De modo que tú quieres la revancha pero con el Madrid.
-Me da igual ganársela al Madrid o a cualquier otro, pero esta hay que ganarla. Por todos los que han seguido al Atleti. Que pasen el Madrid o el City, pero que no volvamos a perder de esa forma.

lunes, 2 de mayo de 2016

Doña Marta la inamovible.

Aquel día, nuestro héroe se quedó dormido hasta bien entrada la mañana. No había dormido bien, y en ausencia de más horarios que los que él se impusiera, sin facultad ni de momento trabajo, era lógico. Al despertarse encontró unas notas escritas por Doña Marta Palacios:

Queridos hijos. Me tengo que ir rápido, pero me ha dado tiempo a dejaros unos espárragos cocidos y unas gambas. En la nevera tenéis huevos y podéis hacer un revuelto. Yo no sé si hoy vendré porque tengo que poner dos exámenes e igual me quedo pensándolos.

Vuestra anciana madre.”

De modo que nuestro protagonista repasó el tomo de oposiciones, escribió algo por el ordenador, y a la hora de la comida fue a despertar a Juan. Este tuvo una idea que cambió los planes de Doña Marta:

-Me parece que si los picas puedes hacer una pasta muy buena si le añades pimiento y cebolla rehogada.
-Bueno, sí, pero habrá que traer la pasta que no tenemos.
-Vale, si me das algo de pasta traigo jamón o algo más para echar.

Con todos estos ingredientes quedó, como los hermanos habían supuesto, una pasta muy apetecible. Pero Doña Marta al llegar tuvo una reacción muy suya:

-Ayhijoscómoseosocurreestonosehahechojamásloquehayquehacercongambasyespárragosesrevuelto
lapastasehaceconotrascosascomojamónosalchichasestonosehavistonunca...
-Joder, ya salió la innovadora -dijo Fran.
-Echate un poco de esto, mamá -dijo Óscar alargando un bote de salsa de soja.
-Yencimaesopararematarconlopocoquemegustaesasalsaestámuyfuertelahechasentodosinisiquierael
jamónesjamónqueesunfiambrerarodeesosqueosgustanavosotrosconloricoqueestáelrevuelto...
-Lo siento, mamá, tendríamos que haber supuesto que a tí no te gusta nada que te saquen de tu idea inicial
-Buenohijostampocopasanadaperoestonosehacomidoasíenlavidayloteníaistodoparahacerun buenrevueltoyvaisyponéisesto...
-Vámonos con Diez, Juan, ya se le pasará.


Pero cuando llegó la cena aún seguía Doña Marta con la misma retahíla:

-Buenohijosahorahehechopescadomenosmalporqueloquehaabéishechoestmañanaeraterribleconlo
ricoqueestáelrevueltoyváisyosponéissojaencimaquemataelsabordetodoyestáfortísimaconlofácilque
eshacerlaascosascomoDiosmanda...
-Te lo dije Juan, va a estar así varios días.
-No creo que tanto.

Pero cuando al día siguiente nuestro protagonista se levantó encontró otra nota:

Hijotes: hoy os he dejado un pollo. Podéis servirlo con ensalada o traer unas patatas. Por favor, no hagáis experimentos con él. Está muy bueno como siempre se ha tomado.”

-Joder, la próxim vez que mamá diga que hagamos aalgo, te sugiero que sigamos el plan, Juan.
-Pero la pasta estaba buena ¿no?
-No es ése el problema. La cosa es que mamá no quiere. A ver si le hacemos caso.