viernes, 22 de marzo de 2024

Restos de una época

 

 

Pues todavía
quedan torrijas 
y para desayunar
 me he tomado
 una bien a gusto 
—comentó nuestro
 protagonista el lunes de pascua.¡No, hombre!Hoy lo que tocan son los huevos de pascua —le respondió Juan Gordal.

Lo cierto es que de lo mejor de esta época del año eran los dulces con los que tradicionalmente
se rompía el ayuno de la cuaresma, y nuestro protagonista no desaprovechaba la ocasión. Sin
embargo se acumulaban restos en la nevera de uno y otro.

No sufras por eso, que creo que nos los vamos a acabar bastante rápido —aventuró Juan.Os pusisteis todos a hacer torrijas, mamá y tú, y encima Ludo nos trajo más y ahora os ponéis
 todos a traer huevos Kinder gigantes. Vamos a acabar ganando lo que se pierde en ocho cuaresmas
—respondió Fran, aunque no dejó de comer el trozo de huevo de pascua que le traía Juan.Si estamos a régimen, Fran. Para nosotros siempre es cuaresma.
 

La discusión de los hermanos llamó la atención de los miembros femeninos de la familia Gordal
Palacios y Doña Marta intervino:

Puesyomehetomadounatorrijaeneldesayunoymepiensotomarotraahoraporquesinoparaquéestány
estánbuenísimasyonovoyadejarniunayvosotrosnodeberíaisavergonzarosdetomarlasporqueeslaépoca
ysonmuybuenas...A mí hoy me van a traer otro huevo de pascua —añadió Carolina¡Joder con el bebelejías ese y sus regalos! ¡Nos van a salir sulces y regalos por las orejas! 
—exclamó nuestro protagonista.Pues suelta ese chocolate y esa torrija —le repitió Juan.¡En absoluto!


Semana santa 2024

 

 

Yestamosotra
vezyhayoficios
parecementira
elbienquehace
estodespués
delgripazo
quehepasadome
notomejorquenuncayquieroestaryaversimeacompañáisporqueyodelasemanasantanomeprivoestoy
deseandoir...—comenzó a perorar Doña Marta Palacios.Hay que ver y mira que tuvo hasta hace poco problemas con la gripe y tal —comentó nuestro 
protagonista.Para ella esto es como para ti la final de la Champions del Atleti, Fran —dijo Carolina Gordal.Bueno, si le da fuerzas para eso sirve la religión, si es que sirve para algo.

La familia Gordal Palacios llegaba un año más a las fiestas cruciales de la cultura cristiana y Doña
Marta Palacios las esperaba con el mismo fervor e ilusión que siempre. Quizás más aún aquel año
que sólo unas semanas antes le había tenido en una cama muy disminuida de facultades.

Bueno, vete a los oficios, pero si te sientes mal vuelve, ¿eh? —indicó Juan a la matriarca de los
 Gordal Palacios.Perocómomevoyasentirmalsimedavidamepondríamalasinofueraayhijosentirlagraciadelseñor
sobreunoesalgoinigualableyeldíadelaresurrecciónesalgoquehayqueexperimentarlonosécómonovenís
conelbienquehace...A mí me gusta más las películas religiosas y de romanos que suelen poner, mamá.Yo me quedo con el tiempo libre y me recluyo en mi cuarto para leer. Avisadme si hacéis torrijas
 o algo parecido —dijo Juan.La verdad es que no salimos pero todos celebramos la Semana Santa de algún modo.Será verdad que nos la da un ser superior para reponernos de todo.Y funciona, ya ves a mamá. Si tuviéramos en Madrid pasos como los de Salzillo ya sería la leche. 


miércoles, 20 de marzo de 2024

El diorama

 


Fran repasó por última vez las coas que Juan había decidido tirar en la última limpieza
de su cuarto. Encontró un diorama relativo al cine con miniaturas de cámaras, cintas de
película, claquetas en miniatura, etc. Salvo una capa de polvo fácilmente eliminable
estaba en perfecto estado.

¿Vas a tirar esto? —preguntó nuestro 
protagonista—. Está bien y yo creo que podría
 quedar chulo.No tengo sitio para él. Si encuentras dónde ponerlo nos lo podemos quedar.Algo se me ocurrirá —dijo Fran mientras limpiaba el polvo del cristal.

Fran se puso manos a la obra después de pensar cómo debía darle la luz, dónde sería más
visible... Por fin encontró un lugar a su gusto en una zona del salón.

Ahora harían falta un par de alcayatas—dijo nuestro protagonista.Si no hay en el cajñon habrá que bajar a por ellas —respondió Juan.

Fran miró en el cajón de los enseres de casa y no encontró ninguna. Se dio cuenta de que
tendría que bajar a la tienda de los chinos frente a su hogar.



Hayqueverquétrajínosestáidandoesperoquequedebienporquelaverdadesqueesmuybonitoloibaisa
tirarylaverdadesquequedarámuybiencolgadodelaparedaquíyocreoqueloveránencuantopaselagente
ydarámucholustreacasa...—peroraba Doña Marta Palacios.Ahora necesito un rotulador y el martillo —respondió nuestro protagonista.Espérate. ¿Sabes cómo hacerlo? —preguntó Juan.Sí, se mide la distancia, hay que hacer dos agujeros a la misma altura...—comentó nuestro
 protagonista y se dispuso a hacerlo.Mide antes con el propio diorama.

Fran lo hizo y tras veinte minutos de moverlo decidió que ya sabía cómo colgarlo. Sudando antes
de empezar cogió el martillo y se dispuso a clavar las alcayatas.

No lo coges bien. Mira, hay que agarrar de esta zona del mango —explicó Juan. Bueno, ¿Ahora puedo seguir yo?

 Juan vio las dos marcas que nuestro protagonista había hecho en la pared y le volvió a decir:Así te va a quedar torcido, déjame a mí.

Nuestro protagonista empezaba a irritarse, pero dejó hacer a su hermano. Tras quince minutos de
trabajo el diorama estaba colgado, pero Juan volvió a decir:

Se va a caer así. Déjame que lo haga yo.Tómalo tú y no me des más la brasa.Yo lo iba a tirar, eres tú el que ha decidió salvarlo.Pues entiendo por qué querías tirarlo —dijo Fran.Mira, me parece bien que lo cuelgues, pero  mírame para ver cómo se hace.

Tras otro cuarto de hora el diorama quedó bien colgado. Doña Marta Palacios no ocultó su
satisfacción:

Québonitoquébienhacenlascoasmisdoshijosahoradagustoveresetrozodelsalónqueestabaahícomo
desangeladoyloqueoslohabéistrabajadodescansadunpocohijomíosqueoslohabéisganadoytúFran
alégrateunpoco...Bueno, por hacer feliz a una madre ha valido la pena —sentenció nuestro protagonista.


 

jueves, 14 de marzo de 2024

A oscuras

 


¿Pero qué hostias haces?
—preguntó nuestro 
protagonista a Juan 
Gordal—. ¿Quieres dejar quieta 
la luz?Yo no sé dónde enredas este 
cable pero cada vez que intento
 estirar los pies se va la luz.


Los dos hermanos solían acabar

el día después de quitar la cena

de la mesa sentados en aquel
rincón haciendo cada uno lo que les hubiera apetecido tras sus quehaceres. Pero las
ruedas de la silla de oficina donde acostumbraba a sentarse Juan Gordal solían tirar
del cable del flexo con el que se iluminaba la habitación provocando momentos de oscuridad
no deseada.

Bueno, por lo menos apártate y vuelve a enchufar ¿no? —dijo nuestro protagonista.Ya está hecho, Fran. Me parece que se ha roto la lámpara del todo.

Fran cogió el flexo en la mano y miró la bombilla, el interruptor, el cable, y probó diversos apaños.
Sí, definitivamente a la mañana siguiente habría que comprar otro flexo en los chinos.

¿Intentamos encender la luz grande? —preguntó nuestro protagonista.Bueno, puedes hacerlo.

Con la luz de la habitación encendida los dos hermanos retomaron sus actividades, pero vieron
que la percepción no era la misma a la que estaban acostumbrados.

Vale, esta noche no me quedaré hasta muy tarde porque no dan ganas en estas condiciones —dijo 
Fran.Pues parece mentira, cómo el mejor momento del día se va al carajo en un momento. Una noche de 
oscuridad hacía tiempo que no la teníamos. 



Tiendas esotéricas

 

 

Bueno, ¿tienes ya
 lo que has venido 
a buscar? ―preguntó
 nuestro protagonista 
a su hermano 
mientras seguía con
 esa sensación de desazón bajo los ojos de aquella máscara tribal africana. Coño, Fran. No pasa nada por estar aquí. Relájate un poco.

La nueva afición de Juan Gordal por los tarots temáticos de grandes autores de cómic, como
Hugo Pratt o Milo Manara estaba últimamente llevando a los hermanos por tiendas que Fran
nunca hubiera imaginado. Comercios dedicados al esoterismo, donde se podían encontrar
amuletos, piedras a las que se atribuían diversas propiedades, ídolos de varias religiones, etc.
A Fran le solían dar mala espina las máscaras de africanos como aquella que parecía mirarle.

Además mira a la dependienta qué mona es. Aunque lleve tres collares de estos colgados del 
cuelllo.Pues nada, le pondré uno de estos filtros de amor. Total, va a dar el mismo resultado que si no
 lo hago.Bueno, voy a preguntarle y acabamos.

Juan se dirigió al mostrador detrás del cuál se encontraba aquella chica y tras oírle hablar a dos
clientes de las propiedades que se atribuían a dos muñequitos de alguna tribu amerindia le preguntó:

Hola. ¿Tarots solo tienes los que se ven allí?Tengo algunos más. ¿Quieres que te los enseñe? El celta da muy buen resultado y el persa...No, mira, es que yo no practico esto. Me interesan los que están hechos por autores de cómic.
¿Qué tienes de esos?Bueno, está el de Corto Maltés, de la DC, de Valentina... Pero deberías empezar a conocerlos. 
Mira, aquí tengo un libro sobre la práctica...No, de verdad. Que solo lo quiero por los dibujos. Ya tengo todos los de Pratt. ¿Hay alguno más 
de europeo?Bueno, para encontrar respuestas la amatista...Que no, muchas gracias, que sólo quiero el tarot de cómic.

 Fran, cansado ya de la mirada de aquella máscara se acercó y dijo:Vámonos, JuanSí, mejor. Buenas tardes

 Al salir Fran comentó a su hermano:Cuidado con las tontunas New Age estas, que acaban comiéndote el coco con alguna movida.
Por lo menos podría ser una secta de esas de follar, que la chica estaba muy bien.Déjalo, Fran, que seguro que te hace ponerte piedras y recitar mantras. 



miércoles, 6 de marzo de 2024

La selva en casa

 


Fran entró en el portal después de hacer aquel recado. El portero le llamó un momento la
atención. Nuestro protagonista lo siguió intrigado:

Creo que esto es para tu hermana, Fran. Dicen de la
 floristería que se lo envía un admirador.

 Nuestro protagonista observó perplejo el enorme 
ramo de flores que ocupaba casi  todo el 
hueco de una escalera en el portal.Sí, parecía que el nuevo novio de Carolina estaba detrás.Lo he metido ahí comohe podido —explicó el portero—. Si no esto en medio del vestíbulo no
 dejaba sitio para nadie. Es para ella ¿verdad? Sí, aquí lo pone —dijo nuestro protagonistaleyendo la nota de la dediatoria.Pues súbelo, por favor, que aquí se va a estropear.

Nuestro protagonista pensó en el mejor modo de llevarse aquel jarrón lleno de azucenas y lirios
que a duras penas podía abarcar. Por la escalera no parecía factible, ya que entre el peso y lo que
ocupaba no veía los escalones. Se dirigió al ascenso y se las vio y deseó para meter y sacar de ahí
el ramo. Una vez dentro Juan Gordal, tan sorprendido como él, le propuso una idea.

Déjaselo en su cuarto y que lo descubra.Pues ayúdame, que con ello ni veo por donde voy.

Los dos hermanos lo acomodaron en la habitación de Carolina y se quedaron boquiabiertos
observando su obra.

Parece un puto jardín. ¿Pero cómo cojones se le ocurre esto a ese tipo, que es ya talludito?
—preguntó nuestro protagonista.Me recuerda al cabezón de los olmecas que les regalaba Burns a los Simpson.

Por fin entraron en casa Doña Marta y Carolina. Lo cierto es que les gustó, pero no dejaron de
asombrarse de las dimensiones del ramo:

¡Pero este hombre está loco, si no puedo ni moverlo! —exclamó Carolina.¡Ayhijaquemaravillallévaloalsalónsiparecedeestodelosdocumentalescuandotesacanlasfloresde
laselvaquesonenormesmeencantadalemuchasgraciasalchicoeseyoestoaquícasinuncalohabíavisto
esunamaravillatraeloalsalón...!—peroró Doña Marta.¿Y cómo lo llevo?—preguntó CarolinaYa me ocupo yo, que llevo toda la mañana con el floripondio —contestó Fran—. Pero bueno, 
parece que vamos a tener una casa de esas en comunión con la selva.


La compra repe

 

 

Bueno, ya he traído las
cosas. Ahora toca 
deshacer la bolsa de la 
compra —dijo Juan Gordal.Voy en tu ayuda, hermano
 —respondió nuestro 
protagonista y se 
encaminó hacia la 
bolsa y el 
carro donde Juan
 había transportado sus adquisiciones 

Al empezar el trabajo nuestro protagonista lo primero que extrajo fue una bolsa de limones. De
inmediato una idea acudió a su mente:

Juan, ya teníamos dos bolsas de limones.¿En serio? Bueno, eso no estorbará. Aquí por suerte tomamos mucho pescado y se consume.

Nuestro hombre sonrió y siguió deshaciendo el fardo. Encontró un paquete de servilletas y se
dirigió con ellas al armario del salón que era donde solían guardarlas. Pero Doña Marta Palacios
le interrumpió:

Ayquebienqueasívamosatenermuchasservilletasquesiemprefaltabanperoahorahaycincopaquetes
aversiluegopodemosusarlasqueyocuandolasquieronuncalasencuentroaunqueahoracontodaslasquehay
nomefaltarán...

Nuestro protagonista observó cómo también aquello estaba repetido y lo comentó a Juan. El
mayor de los hermanos asombrado volvió a excusarse:

Bueno, eso siempre hace falta.

Fran volvió a encaminarse al carro y extrajo de él un bote de vinagre. Eso sí que venía bien
aunque aún quedaba una gota del anterior.

Joder, Juan. ¿Has traído algo que no necesitáramos?La comida de hoy, mañana y pasado. Espero que no sean congelados, que tenemos el congelador lleno.Pues unos cuanto sí he traído, sí.Bueno, mira Juan. Vamos a hacer una cosa ¿eh? La próxima vez, la idea es traer lo que no
 tengamos, no al revés.