domingo, 27 de julio de 2025

Fantasmas de Marte (John Carpenter 2001)

 

 

Otra vez una cosa
muy sencilla y 
cómo le saca 
provecho John 
Carpenter—comentó 
Juan
 Godal a nuestro 
protagonista.Y logra muy
 bien construir
un mundo propio
 con muy poco, un 
sólo escenario, dos grupos y una historia típica de peligro exterior y asedio.


La película de la que hablaban era Fantasmas de Marte, un relato de ciencia-ficción y terror
ambientado en el año 2176 en un marte terraformado al 84%. En una colonia minera de este
mundo un grupo de policías deben custodiar a la banda de un peligroso criminal, pero cuando
llegan encuentran el lugar arrasado por una extraña catástrofe. Posteriormente empiezan
a sufrir el ataque de los mineros muertos que han sido poseídos por los fantasmas de una
antigua civilización marciana. La película narra la aventura del grupo humano formado
por policías y delincuentes que ahora deben unirse para resistir el ataque de los fantasmas
y encontrar una forma de escapar y establecer contacto con las autoridades.

Ese matriarcado que domina el planeta es una idea curiosa—dijo JuanY los personajes, sobre todo el criminal Desolación Williams. Podrían haberse sacado más
 episodios y aventuras de ese mundo—respondió Fran.Era el rapero Ice Cube, debió preferir centrarse en otras cosas y quizás por ello lo dejaron en
 vez de buscar a otro. Y el final es muy abierto, creo que esa era la idea pero por lo que fuera no resultó.No es muy conocida. Yo creo que mereció mejor suerte.Quizás un argumento muy trillado y que la vieron como una más.También John Carpenter repite su esquema característico, de un grupo en un entorno limitado 
y un peligro desconocido que acecha.Es casi una actualización de La Cosa.Bueno, desde luego yo la recomendaría a todo el mundo.

Ficha de la película, aquí.

Un quinceañero muy particular

 


Aquel día Fran, Carolina y los tíos Paco y María Cristina acudieron al Retiro
y en concreto a los Jardines de Cecilio Rodríguez y observaron un espectáculo
curioso. Al parecer era la época del celo de los pavos reales y en el centro de
aquella explanada se amontonaban hasta cinco machos de esa especie extendiendo
la cola y haciendo la rueda.

Una hembra para cinco machos y 
pasa de todos—dijo Fran.Seguro que a ti te recuerda algo, ¿eh sobrino?—preguntó el tío Paco.Aparte de todo hacen como un movimiento tembloroso y suena como una especie 
de cascabel—añadió Carolina.

Aún observaba nuestro protagonista el comportamiento que describía su hermana
cuando la tía Marian Cristina encontró algo curioso: un pavo visiblemente más joven
que todos los que le rodeaban intentando extender una cola que aún no le había crecido
del todo.

Ese pobre quiere competir y no tiene ni la cuarta parte de herramientas—dijo la tía.Este es como el crío que daba ternurita—observó Carolina.Pues a base de esa lástima es el que al final se las lleva de calle—sentenció el tío PacoEso en el mundo humano sería pederastia—refirió nuestro protagonista.Pero son animales, no me seas como los veganos esos que separan los gallos de las 
gallinas para que no las violen—repuso CarolinaEn todo caso, un documentalista medianamente hábil sacaría un episodio curioso de todo 
esto—propuso nuestro personaje.Bueno, parece que el pobre quinceañero no da más de sí y se retira —dijo la tía María Cristina.Eso es al revés que en el mundo humano, sería el que cerraría el local —sentenció el tío Paco.Y en su casa se la machacaría—concluyó Fran. 


jueves, 17 de julio de 2025

Cumpleaños 2025

 

 

¡Joder!—dijo
 nuestro 
protagonista—. 
Parece mentira 
los años que
 voy cumpliendo.Bueno, no te 
quejes, que sigues
 siendo el más joven aquí —le contestó Carolina.Y además también esta edad tiene sus ventajas. Tienes dinero, puedes tomar 
decisiones...—respondió Juan.

Aquel año, como siempre, los Gordal Palacios estaban reunidos para celebrar tan
importante ocasión. Fran hacía balance de lo que había conseguido a su edad.

El Marcelo tiene una niña y una casa, Julián está en México... Bueno, yo trabajo y tengo
 casa, pero sigo sin cumplir mis ilusiones.Bueno, pero sigues aquí para perseguirlas —dijo Carolina—. Además vas a recibir todos
 los regalos que querías.Y por lo menos ahora, con una fuente de ingresos, puedes comer y tener una base para
 intentar desarrollar tus fantasías.

En ese momento llamaron a la puerta. Juan abrió con mucha alegría. Era Coralia, que
traía un regalo muy especial a nuestro protagonista:

¡Pero si es una tarta tres leches! —dijo este.Era lo que querías y yo no fallo—respondió ésta.¡Joder, Juan, ya puedes cuidar a esta mujer!Y tú conseguirte una.Vale, tarea pendiente para antes del próximo cumpleaños. Pero bueno, ya veo que unos 
han llegado, otros se han ido... Pero los cumpleaños se siguen celebrando.Para eso están y peor si no se celebran, Fran —sentencio Carolina.


Molestia del verano

 

 

¡Joder las moscas!
—dijo nuestro 
protagonista mientras
 volvía a espantar a
 otra de un 
manotazo—. Hemos 
mirado bien que no 
hubiera nada raro aquí ¿verdad? No, no había nada. Yo creo que es simplemente que es verano.


Los dos hermanos habían salido al parque a leer aquel día tan bueno en esa extensión de
hierba. Desde que llegaron, por alguna razón, un enjambre de moscas los merodeaba. Fran
casi no había podido pasar una página sin que esos insectos lo molestaran.

Me gustaría tener un rabo de vaca para espantarlas —dijo Juan.No parece muy efectivo. Las vacas siempre están rodeadas de moscas. Claro que no
 paran de cagar y revolcarse.Pero por lo menos ellas están allí comiendo hierbas y a su bola sin inmutarse por nada.Yo creo que tienen tantas que ya ni les prestan atención.

En aquel momento Fran observó cómo aquellos insectos se acercaban a una lata de
coca-cola abandonada en el parque.

Les debe atraer el azúcar —comentó nuestro protagonista.Pues a ver si nos dejan en paz y se van allí.Podríamos también comprarles una coca-cola en los chinos de enfrente y a ver si así 
nos dejan en paz.Bueno, ya se morirán al acabar el verano.O buscarán refugio en casa.Pero entonces podremos echarles insecticida. 



El cómic incunable

 


Juan Gordal parecía un niño abriendo sus regalos el día de los reyes. Por su
cumpleaños se había comprado con dinero de la Tía María Cristina un ejemplar
de Los ojos del gato, el tebeo fantástico de edición limitada que Jodorowsky
y Moebius habían imaginado tras algunos reveses.

Tengo entendido que hacen un juego muy particular 
con  las viñetas y usan tácticas
 narrativas insólitas ¿no?—preguntó Fran.
Cógelo si quieres y léelo, que se lee en dos minutos.
 Pero por favor, mucho cuidado,
 ni lo dobles, ni te sientes sobre él...—dijo Juan.
Sí, ya sé que es difícil de encontrar, pero tendré 
cuidado—respondió nuestro 
personaje y se encaminó a la estantería a coger el cómic.

Juan pegó un grito estridente cuando Fran comenzó a sacar el tomo de la estantería.
Nuestro héroe casi se cayó al suelo del susto.

¡¡¿Qué pasa?!!—preguntó Fran.
Que estás forcejeando para sacarlo—respondió Juan—. ¡Quita! Ya lo saco yo.

Cuando Fran tuvo el tomo en sus manos se echó en el sillón y Juan volvió a poner el
grito en el cielo.

¡¿Qué?! —preguntó nuestro protagonista.
No puedes leerlo ahí porque se te va a doblar. Siéntate a la mesa.

Nuestro héroe se sentó a la mesa comenzando a lamentar el haberse interesado por ese
tebeo. Pero obedeció. Y al pasar la primera página Juan volvió a gritar.

¿Pero qué coño haces? ¿Quieres romper las páginas?
No —replicó Fran—. Mejor voy a ver si consigo un incunable del siglo XV, que será más 
fácil de leer.

domingo, 13 de julio de 2025

Las palomas de la guerra

 


Tras unas cuantas horas de múltiples tareas de todo tipo nuestro protagonista se tomaba un
refrigerio en un banco de aquella plaza. Una bandada de palomas buscaba restos de migas de
pan o algún otro resto alimenticio que debía quedar en el suelo. De pronto una de ellas se
dirigió a picotear en un punto de la explanada y otra hizo un gesto de hostilidad hacia ella. Se
pusieron la una frente a la otra en actitud amenazante, sacudiendo la cabeza y erizando las
plumas. A Fran le sorprendió que aquellos animales pudieran adoptar pose amenazadora, pero
así fue. Y entonces se enzarzaron en un duelo a picotazos moviendo las alas, la cola, girando
sobre sí mismas, etc. Mientras todo esto ocurría otra paloma picoteó donde iban a hacerlo las
dos primera y estas se echaron sobre ella. Se enzarzaron en un tremendo duelo a picotazos,
aleteos, empujones... Fran se quedó muy impresionado porque las palomas eran el animal
que los humanos habían escogido desde hace mucho tiempo como símbolo de la paz. Un
matrimonio de mediana edad que cruzaba la plaza comentó:

Las ratas del aire. Se pelean como ellas. Para que te peguen luego un picotazo.Y se les ve a simple vista que han estado en sitios poco recomendables. Parece mentira 
que haya quien les de comida y demás.Una plaga es lo que son.

Nuestro protagonista se quedó pensativo viendo la idea que mucha gente tenía de aquellas
aves y se preguntó cómo era posible que se hubieran relacionado con la providencia divina,
la paz, los buenas noticias y en general sucesos muy positivos. Desde luego aquellas tres que
había observado nuestro protagonista no parecían las palomas de la paz. Se preguntó Fran
qué harían aquellas que había visto de encontrar una rama de olivo.

Momentos inexplicables de la humanidad —se dijo nuestro protagonista. 



El pan azul

 

 

Joder, es que creo
 que ni los peces 
del Retiro se 
comerían esto
—dijo nuestro 
protagonista 
al tirar aquel pan completamente cubierto de moho a la basura.Probablemente el tupper donde lo metiste tenía humedad—observó Carolina—. En todo 
caso no sé para qué lo guardabas.Para pan rallado, torrijas... El pan duro tiene usos.Pues mira cómo se ha echado a perder.Bueno, igual podríamos servirlo y llamarlo «pan azul».


Carolina pareció no entender. Se quedó un momento pensando y al cabo de un rato cayó
en la cuenta. Su hermano se refería al proceso que se seguía con los quesos llamados azules.

No funciona, Fran.Bueno, eso debieron pensar los monjes medievales y ya ves.¿Pero qué estás diciendo?

 Fran se dispuso a contar una leyenda que había oído sobre el origen de este tipo de quesos. Verás Cárol, en la edad media había un monasterio de monjes explotado por un señor feudal
 que les exigía tributos abusivos de lo que preparaban en él, entre otras cosas quesos. Un día un 
monje tuvo, según se dice, una idea para deshacerse a la vez del señor y de una remesa de quesos
 que se habían enmohecido y echado a perder. Se le ocurrió darle esos quesos al señor, pero, 
para su desgracia, al señor le encantó ese queso y empezó a pedir tributos de aquella variedad. 
Entonces, tú vas a probar este pan y vamos a ver si te gusta.Fran, el moho del queso azul es uno específico. Este es indigesto.¿Me vas a decir que tienes una mente más cerrada que los monjes medievales?Bueno, en todo caso podemos probar a cultivar setas en ese tupper. 


miércoles, 2 de julio de 2025

El libro de los insectos humanos

 


Buf, cualquiera se
 lee eso con ese título
 dando tan mal rollo
 y lo que era capaz 
Tezuka cuando le
 daba por ahí—dijo
 Juan viendo a su
 hermano con El
 libro de los insectos
 humanos en las manos.Es muy curioso, es una
 muestra de todo lo que era capaz Tezuka cuando le dejaban y no le imponían desde las editoriales:
 dobles, sentidos, dualidad, una trama muy poco corriente...—contestó nuestro protagonistaHe oído a algunos decir que la protagonista se ha querido tomar como icono feminista.Bueno, vamos a ver, eso es uno de los puntos de la dualidad de esta historia. Lo que cuenta
 es que un periodista va a investigar y escribir sobre una escritora de éxito que además había 
destacado como diseñadora y en muchas otras profesiones. Va investigando y descubriendo que 
ha sufrido daños y desprecio a lo largo de su vida, lo que ha hecho que en cierto modo se tome
 la justicia por su mano plagiando a otra gente con talento y ocupando su lugar. Tezuka usa la 
metáfora de los insectos que se transforman para sobrevivir. Cada vez que se hace pasar por
 otra persona Toshiko Tomura, que así se llama, lo destroza, lo vampiriza y le quita todo. Y
 a ratos se la ve cruel y despiadada. Entonces el mérito de Tezuka es que logra equilibrar todo
 de manera que la puedas ver como una justiciera a favor de las mujeres o como una psicópata.Como conozco a Tezuka me imagino que usará su dibujo expresionista y exagerado para
 transmitir todo eso que tú hablas.Sí, y luego está la trama de casi todos los personajes que la rodean, desde pobres desgraciados
 a capos mafiosos, pasando por un montón de infelices. Y además el blanco y negro de Tezuka
 le va muy bien.¿Dirías que está entre las grandes obras de Tezuka? Porque eso es también otro tema de
 controversia.Para mí sí, pero yo te digo que si esta es una obra menor de Tezuka sólo habla de la dimensión
 del autor. Hay que leerla.Bueno, pues lo haré si hay algún momento para ello. 


Ficha del cómic, aquí.

Moverse en ola de calor

 


Fran acabó los ejercicios de cada día y corrió al grifo. Se bebió cuatro vasos de agua del tirón
y aún sentía un gran sofoco cuando se metió bajo la ducha. El agua fría sobre su cuerpo lo
calmó mucho, pero después aún tuvo que sentarse diez minutos antes de poder ponerse a
hacer nada. La primera ola de calor del verano había llegado y hacer la tabla de gimnasia
habitual era muy duro con treinta y pico grados a la sombra. Pero sí, lo había hecho, había
cumplido su plan de ejercicios diario incluso en las peores circunstancias. Por la tarde llegó
Carolina de su trabajo y también llegó agobiada:

Buf, no puedo ni sentarme a comer. Voy a sentarme un rato antes.Pues cuando yo estaba haciendo pesas y flexiones ha sido terrible. Hacer ejercicios hoy 
es una heroicidad.Pues luego tendré que hacer yo los míos.Joder, pues ten cuidado.Hay quien los hace bajo todo el solazo. En casa no es igual.Bueno, yo lo que te aconsejo es que te tomes dos vasos de agua antes de empezar, que no
 te revientes y que si lo necesitas pares.No será para tanto.

Por la tarde se puso Carolina a hacer su tabla y Fran lo observaba con una mezcla de angustia
y de alivio por no ser el que estaba allí. Su hermana pudo con todo, pero era muy evidente
que a cada rato tenía que pararse y nuestro protagonista le aconsejaba:

Bebe agua.¡Bueno!¿No tienes nada... ¡arrg!.. que hacer? ¿O... ¡buf! ...que leer? ¿O que... ¡arf! ver?
Me preocupo por mi hermana. Para ya no te vaya a dar un soponcio.¡Voy a acabar como lo has hecho tú!De acuerdo, pero no te olvides de hidratarte.
 —Te voy a... ¡Grgfn! a...¡garf!
—Si no tienes resuello, cara camello.