miércoles, 27 de agosto de 2025

El chocolate del apocalipsis

 


Nuestro protagonista no podía creerlo. Se había encontrado la tableta de
chocolate por la mitad y fuera de su sitio. En principio podría ser una
muestra más del desorden de su hermano, pero es que esa no era una tableta
cualquiera.

¡Pero bueno!—gritó Fran—. ¿Quién ha sido 
el hijo de puta que ha mordido la 
tableta de chocolate que yo tenía con el kit de emergencias para levantar la moral?La ha abierto Juan, Fran. Yo lo siento, pero también he cogido una onza que me 
ha ofrecido.Vamos a ver, esa tableta era para levantar la moral en caso de catástrofe o 
calamidad. La estoy yo guardando sin tocarla y vais los dos y os ponéis gochos,Bueno, yo no sabía que venía de ahí.Cuando vuelva el otro me va a oír.


Fran esperó tenso durante dos horas hasta que Juan volvió de su cita con Coralia. Lo
debían haber pasado bien, pero nuestro protagonista hervía de ira pensando en que se
hubieran endulzado con ese chocolate.

Tranquilo, yo a Coralia le doy cosas mucho mejores—dijo Juan.¿Y te parece bonito joder el sistema de seguridad que yo había creado?No me vengas con hostias Fran. ¿De que les hubiera servido a los de los incendios de
 este verano o a los de la DANA de Valencia una tableta de chocolate?Es un alimento energético y libera endorfinas al cerebro, lo que levanta la moral, que no es poco.¿Y si no pasa nada vas a dejar que caduque y se ponga malo?Dura tres años, y no creo que haya una guerra, pero otro apagón podría ser.Y entonces nadie encontrará chocolate. Mira, yo las latas de comida lo puedo entender, pero
 esa tableta...Esa tableta evitará que te sumas en la depresión y desesperación. Bueno, pues yo necesitaba una alegría ahora y me la he comido.Pues como haya otro apagón, corte de agua, etc no te voy a dejar coger de mi chocolate.No, si en el fondo, lo que tú quieres es comértelo tú con alguna excusa.No, eso ya lo has hecho tú sin excusa —sentenció Fran. 


Caldo de petunias

 


Carolina y Fran Gordal se encontraban aquella tarde en casa de la tía María Cristina
que había salido unos días de la ciudad. Su anciana tía les había encargado que le
regaran las plantas de su terraza en su ausencia.

¿Tienes todo en la cabeza? Ya sabes que
 unas plantas necesitan más agua que 
otras—dijo Fran a su hermana.Sí, a las crasas les basta con una gotita, 
las petunias necesitan más y el miniolivo 
tener la tierra mojada, ¿Y es verdad que ludo te había prometido luego hacerte una vichyssoise o no sé qué?Calla, ni lo nombres.Pues podría usar ella el agua para regar. Según oí el agua de cocer la verdura es
 muy buena para regar porque tiene nutrientes.

Nuestro protagonista había oído este consejo en uno de esos programas cada vez más
abundantes sobre cómo disminuir el consumo de agua y aprovecharla al máximo, pero
Carolina pareció no entenderlo.

¿Regar con ella? ¿Para hacer también caldo de petunias y geranios?—dijo sorprendida.Hombre, supongo que habrá que dejarla enfriar—aclaró Fran.Pues mejor que sus cremas de verduras podría darme a mí el caldo y no echárselo a
 los floripondios.Joder, Cárol. Te había visto tener manías raras con la comida. Pero de ahí a envidiar 
a unos vegetales...O ya puestos que me de el caldo de petunias.Cárol ya te he dicho que el agua esa se deja enfriar.Mejor del olivo, que seguro que sabe mejor.No, si cuando la tonta coge la linde...

miércoles, 20 de agosto de 2025

Nonito Donaire-Volodymyr Sydorenko, un grande en su prime

 

 

Menuda máquina era
 entonces Nonito—dijo
 Juan Gordal
 observando aquel 
combate.Pegando por 
todas partes, a una 
velocidad tremenda,
 con un estilo indefinible, 
brazos muy largos 
para ese peso y pegada 
tremenda con las dos
 manos. Vaya cócktel.

En efecto, el cuatro de diciembre de 2010, el flash filipino, como era conocido Donaire,
escalaba puestos a toda velocidad en las clasificadiones del peso gallo y libra por libra.
Su objetivo era una pelea contra el entonces campeón WBC y WBO de la categoría, el
mexicano Fernando Montiel. Como aperitivo se enfrentaba al talentoso púgil ucraniano
Volodymyr Sydorenko, un boxeador muy notable, para nada un piernas, pero claramente
inferior al Nonito de su prime. Desde el primer momento el filipino exhibió una
velocidad y una capacidad de pegada y castigo que desarboló completamente a Sydorenko.

Este fue el último combate del ucraniano, y parece viéndolo que, realmente, era el momento

de su retirada.

Cada vez que se iban a la esquina la cara del eslavo asustaba a cualquiera que la viese.

 

Le tiró dos veces. Para mí demostró mucha
 valentía pero este Nonito era la leche.Ya en el cuarto el 
árbitro pensó que era demasiado y detuvo
 el combate.Y creo yo que estaba deseando pararlo 
ante el estado del ucraniano.En este momento parecía invencible,
pero desde que encajó la derrota con 
Rigondeaux se volvió muy irregular. 
Bueno, tiene un recorrido que cualquier chaval de un gimnasio de boxeo firmaría con 
los ojos cerrados.También es verdad que los que le han ganado son auténticas estrellas y el único que
 le ha noqueado el Monstruo Inoue, lo que no es en absoluto vergonzoso.No, pero el Nonito de los últimos dos miles nos impresionaba a todos, y ahora no 
es lo mismo.Pero allí quedan su recorrido y sus peleas.

Como siempre, este blog les ofrece la oportunidad de juzgar el combate ustedes mismos.
¿Qué opinan? ¿Podría Nonito Donaire volver a ser el mismo? En cualquier caso el boxeo
que exhibió en este momento de su carrera es inimitable.


Récord hasta la fecha de Nonito Donaire, aquí.

Récord de Volodymyr Sydorenko, aquí.

Un cultivo involuntario

 

 

Mejor no mires esto,
Cárol—dijo nuestro
 protagonista 
comprobando que 
aquella sustancia 
tan asquerosa palpitaba.¿Pero cómo ha 
podido salir algo 
así en el 
cubertero?—preguntó 
Carolina.No lo sé, pero
 hay animales a los que les gustaba eso—contestó Fran al confirmar sus 
sospechas, que las palpitaciones eran los movimientos de larvas de algún tipo de insecto
 o artrópodo.

Los dos hermanos se habían llevado una desagradable sorpresa al intentar poner la mesa
aquel día. Al extraer un cuchillo Fran comprobó que estaba embadurnado de algo negro que
al principio creyó ser tinta de calamar, pero no habían usado este condimento en bastante
tiempo. Poco después notó un olor nauseabundo a algún tipo de putrefacción que venía
del soporte de los cubiertos, y después de sacarlos todos observó que no se sabía cómo
un caldo de algún alimento putrefacto se había convertido en aquella repugnante masa
viscosa palpitante de larvas. Nuestro protagonista volcó en cubertero en el friega platos
y todos aquellos gusanos retorciéndose mientras intentaban escapar le acabó de convencer
de que el desaguisado no tenía arreglo.

Habrá que tirar los cubiertos y el soporte—dijo nuestro hombre—. Ya compraremos en 
los chinos cuando podamos.¿Y ahora qué vamos a hacer?—inquirió Carolina—. ¿Cenar con las manos?Sí, pero primero habrá que limpiar esta repugnancia del fregadero.Pues ponte guantes y lávate muy bien las manos luego.


Nuestro héroe obedeció sin rechistar. Se frotó con jabón durante más de 20 minutos,
comprobando a cada poco que aquel cultivo no hubiera dejado rastros en sus manos.
Una y otra vez se preguntaba qué habría podido provocar aquella catástrofe. Cuando
se sentó a la mesa observó que Carolina había tomado una iniciativa:

Vamos a cenar de latas y, en mi opinión, cuando Juan llegue, no tiene por qué enterarse
 de esto. Mañana nos comeremos ese pavo al ajillo.Habrá que acordarse de comprar los cubiertos —contestó Fran.La verdad es que hoy podríamos haber tenido una cena como la de ciertas tribus 
selváticas: larvas comidas a mano.Calla, que no quiero ni pensar el ambiente donde estaban esos bichos. 


martes, 19 de agosto de 2025

El inquilino

 


Fran salió del metro rumbo a su trabajo, un trabajo agradable pero lejano de casa. Cada
día en ese tramo de la salida del metro se fijaba en el nido de cigüeña que había sobre el poste
que indicaba la estación. Hasta aquel día siempre lo había encontrado vacío pero aquella
mañana, por fin, el ave inquilina de aquel nido se mostraba a su vista. Fran intentó ver si tenía
pollos o huevos pero no vio nada de eso, la cigüeña estaba de pie inmóvil sobre su receptáculo.
Nuestro protagonista no pudo resistir la tentación y grabó un vídeo en el que comentaba todo y
lo envió al primo Mario, a las tías María Cristina y Clara, a sus hermanos... Hoy por fin se
muestra a los ojos de este espectador el ave que todos estos días me había dado esquinazo.
Con su librea blanca me alegra el día antes de entrar a trabajar, decía nuestro protagonista en
la alocución del vídeo. Según la acabó, el ave emprendió el vuelo con un destino que Fran
no pudo determinar y él se metió ej su local de trabajo. Al tomar la pausa del medio día el
wassap rebosaba de respuestas: El primo Mario le decía que el vídeo le había recordado a
Félix Rodríguez De La fuente, nada menos. Las tías le felicitaban por su paciencia para
acabar pillando a la dueña del nido después de tantos días. Y Carolina y Juan, pues le decían
que exageraba con el bombo que le daba. Asun, una compañera, le preguntó qué miraba.

Esta mañana vi a una cigüeña en su nido y grabé un vídeo—explicó Fran.Sí, aquí hay muchas. A veces hacen unos nidos enormes, como en la iglesia.Pues hay quien me dice que le doy mucho bombo.Depende, a mí el ave que me interesa sigue siendo Goyito, mi loro, que lo tuve en casa 
y creo que ahora anda por aquí.


Fran se quedó sorprendido al oír aquello. Pensó que habría que ponerle un nombre a la
cigüeña y seguirla. De momento aquel día por fin la había visto. A ver qué más aventuras
le proporcionaría en el futuro aquel animal.



domingo, 17 de agosto de 2025

Otra vez

 


Tras el partido tocaba repensar la sensación general del verano y Fran no las tenía todas
consigo. Para bien o para mal la liga había empezado y se confirmaban las sensaciones
que tenía en las últimas semanas nuestro protagonista.

Con 22 jugadores no podemos aspirar a
 nada—comentó nuestro protagonista.No hace tanto estabas muy contento con 
los fichajes que llegaban—le recordó Carolina.Porque empezó bien la cosa y parecía que los de los despachos tenían intención de
 hacer algo diferente. Trajeron jugadores jóvenes, buenos y prometedores. Y las ventas
 también parecían buenas y necesarias. Pero al final vender más de lo que se trae, el 
Raspadori ese que por favor estoy esperando que alguien me diga lo que pinta y una
 plantilla de 22 jugadores y descompensada. Y que no me vengan con hostias que este
 año había más dinero que nunca. Yo no sé quién es el que manda en el Atleti ni qué
 busca exactamente pero, desde luego, parece que el equipo no es lo que le importa.Bueno, ha empezado la liga. Por un sólo partido no vas a tener todo ya decidido.No es el partido. Es la sensación esta de bucle infinito, de que no hay manera de salir,
 de que tienen que tirar siempre con lo mínimo. El Barça, oficialmente en la ruina, tiene
 25 jugadores y mucha mejor calidad que los nuestros.Bueno, no me negarás que con Morata y los retales de 35 años la cosa era peor.Pero como se lesionen uno o dos lo tenemos crudo. Y Giménez y el Cardoso ese 
ya han empezado.Tú nunca estarás contento hasta que el Atleti no gane la Champions.Pues no. Y como parece que a los que mandan les sirve con ganar con mucha suerte 
la supercopa, pues no tengo muchas esperanzas en esta temporada.Acaba de empezar.Y ya me tiene cabreado. 


miércoles, 6 de agosto de 2025

Un trabajo de una semana

 


Sí, por fin lo había conseguido nuestro protagonista. Aquel trozo era el último
vestigio de la tarta de San Marcos casera que Coralia había llevado al domicilio
de los Gordal Palacios por el cumpleaños de nuestro protagonista. Cuando la vieron
todo el mundo quedó muy gratamente sorprendido por lo bien hecha que estaba, y
también, algo menos, por su tamaño. No por pequeña, sino por todo lo contrario,
esa cantidad de pastel era a todas luces demasiada para los tres hermanos.

Tendréis para varios días —comentó Coralia.Yo al menos. No sé si mis hermanos colaborarán —respondió Fran—. Muchas gracias, 
cuñada.

Al comenzar la semana, lunes, Fran se sirvió un bien pedazo para desayunar. Entraba
todavía muy bien aunque, sólo de pensar en ese pedazo y lo que quedaba, nuestro
protagonista ya se veía abrumado.

Deja algo para los demás, que te estás poniendo bolita —le dijo Juan.Coged cuando queráis —respondió Fran.Ya cogeremos.

 Pero dos días más tarde, parecía que salvo los desayunos de Fran nadie tocaba allí.
Encima cada vez que Juan o Carolina le veían coger tarta le soltaban lindezas del estilo de:Te das todos los caprichos —le gritó Carolina—yo no la he probado desde el día en que 
la abrimos.Coño, pues aún queda una porción. No lo digáis y cogedla.


Pero llegando ya al viernes, nuestro protagonista observó que ninguno de sus hermanos
había consumido ese remanente de la tarta y se decidió a comérsela él. Ocurrió lo
previsible, y la tarta ya había perdido la frescura de cuando llegó. Pero aún seguía buenísima.

Bueno, pues ya se acabó. Agradécesela a Coralia de mi parte, Juan —sentenció nuestro
 protagonista.Ya se lo agradecí, si estaba muy buena. Pero podías habernos gardado algo —respondió su hermano.Y hasta ya reseca te la has comido tú. Eres un gumias y así te vas a poner de cebón —intervino
 Carolina.Yo a veces dudo de si me tomáis el pelo o de verdad me echáis broncas por lo que me las echáissentenció nuestro protagonista—. La próxima vez que Coralia me haga una de tamaño
 individual y todos contentos. 

Guerra química al entrenamiento

 


Aquella tarde llegó nuestro protagonista a su barrio dispuesto a hacer los ejercicios
después de su trabajo. Hacía falta fuerza de voluntad para ello, porque tras ocho
horas de trabajo lo que menos apetecía era ponerse a hacer pesas y abdominales.
Pero estaba decido, iba a ponerse a ello, que desde que había conseguido su nuevo
trabajo no quedaba otra hora para sus entrenamientos. Con esta idea en mente se
dirigió a su casa pero... Al subir en dirección al portal se encontró la calle
cortada por los bomberos y la policía municipal. Algo debía haberse quemado en
un inmueble cercano porque olía de forma muy desagradable a algún producto químico
quemado. Los bomberos estaban entrando y la policía aconsejaba a la genta dejar
libre esa acera y subir por la otra. ¿Un cortocircuito? pensaba nuestro
protagonista. Subió las escaleras y Carolina Gordal le recibió:

¿Has visto el incendio o lo que sea que hay ahí abajo? Y cómo se nota el olor a quemado. Yo 
me iba a ir porque no puede ser bueno estar respirando esto.
 

Fran se quedó dubitativo antes de contestar, pero decidió que nada le apartaría aquel día de su
entrenamiento físico.

Yo me quedo en casa, Cárol —dijo nuestro protagonista—. He decidido que hoy hago mis 
ejercicios y los hago,Bueno, está bien. Si acabas ya sabes, me llamas y quedamos en algún sitio—contestó Carolina.Vale, a ver cuándo y cómo acabo —sentenció nuestro protagonista.

Mientras se vestía de ropa deportiva notaba aquel olor tan desagradable y se decía que en
efecto, no debía ser bueno soportarlo. Pero se decidió a comenzar sus flexiones y... No,
definitivamente no se podía. Respirar entrecortado soportando aquel ambiente era un modo
lento y molesto de ahogarse. Era preciso rendirse a la evidencia, no se podía entrenar en
esas condiciones. Nuestro protagonista llamó al móvil de Carolina y se juntaron ambos
en Atocha.

Al final parece que alguien no quiere que retomes los ejercicios—comentó entre risas Carolina.Sí —contestó nuestro protagonista—, y ese alguien recurre a la guerra química. Pero estoy
decidido a seguir y si no es hoy será mañana.