viernes, 31 de octubre de 2025

Secreto ibérico agridulce

 


Pues yo creía
que el secreto
 era para hacer
 a la plancha, 
pero Juan y tú
 le habéis dado
 una vuelta al plato—dijo Carolina mientras se acababa aquella  ración de dicha pieza 
de cerdo preparada en forma de agridulce por Fran.Había setas y varios frutos en el supermercado que me han dado la idea —dijo nuestro
 protagonista.

El cerdo era una de las carnes más versátiles que existían y los hermanos Gordal Palacios
estaban dispuestos a aprovecharlo. Aunque habitualmente, para prepararlo agridulce, se
usaban otras piezas del animal el precio y la disponibilidad del secreto ibérico les había
empujado a probar con ello.

También la gente tiene la idea de que el cerdo agridulce es algo de los chinos, pero anda
 que no se ha preparado aquí el cerdo con ciruelas pasas y orejones —dijo nuestro
 protagonista.La verdad es que es una carne muy versátilSimplemente al ajillo esyá buena, pero se puede hacer así, estofada...Sí, pero hay una pieza para cada cosa y me ha sorprendido que tú uses el secreto para esto.Por algo me gano la vida en la cocina.Pero Juan seguro que va a protestar cuando lo vea.Yo creo que ni él podría protestar.

Cuando el tercero de los hermanos entró en la casa y vio el guiso se sirvió un plato y
pareció tomarlo normalmente.

Estaba muy bueno. ¿A quién se le ha ocurrido lo de las ciruelas?—preguntó Juan.¡No me lo puedo creer! —dijo Fran.Ya te dije que ni él encontraría un fallo—intervino Carolina.Ha sido Fran ¿verdad? Pues a ver si hace las cosas normalmente porque esto no había 
quien lo comiera. Parecía una mermelada y para untar el pan ya tenemos otras cosas. El secreto 
se hace normalmente.Ahora lo reconozco—sentenció Fran—. Qué suerte que sólo le han quedado dos bocados.¡Encima eso! Ración insuficiente. Eres un meme.Esto me pasa por hablar—concluyó nuestro protagonista.


Un susto de verdad en Halloween

 


Nuestro protagonista se levantó aquel día dispuesto a arreglar los problemas
que había tenido con sus çultimos cobros y los horarios de trabajo del próximo
mes. No apetecía, nunca apetecería, pero total, aquel era el último día antes
de todos los santos y si se iba uno dejándolo resuelto sería mucho más
agradable el descanso que traía. Comerse los buñuelos de viento sin preocupaciones
era un tramendo incentivo para nuestro protagonista. De modo que se levantó se
vistió, y se encaminó hacia el gris edifico donde la oficina tenía su sede. De
camino varias señales, más o menos alegres dejaban ver la facha en la que se
encontraba: desde puestos de flores con ramos de crisantemos y gladiolos, a
niños disfrazados ilusionados con celebrar el Halloween. Aquello trajo a la
mente de nuestro protagonista que su progenitora, siempre que ponían E.T. En
la televisión o en cualquier otro sitio explicaba que al llegar aquí aquella
película los niños españoles no sabían lo que era el Halloween y había que
explicárselo cuando aparecía la escena en que Elliot y sus amigos lo celebraban.
Por fin llegó nuestro protagonista a aquella oficina y una recepcionista muy
seria le preguntó a dónde iba. Fran le contestó y preguntó también si podía ir
al baño, pues para entonces tenía ganas. Tras responderle la recepcionista se
dirigió a los aseos. Al entrar se llevó un sobresalto, ya que aquel lugar
estaba lleno de zombies y mosntruos. Evidentemente eran los empleados de
la oficina, que habían decidido celebrar una fiesta y se estaban poniendo a
punto para ello en el baño.

Menudo susto se ha llevado, ¿eh?—le dijo un empleado alto y delgado disfrazado de Frankenstein.Bueno, eso es parte de la gracia. Ahora voya arreglar lo de mis últimos sueldos que...Piues va a tener que venir el lunes—le respondió una mujer disfrazada de zombie purulenta,
 con una piel que en algún momento Fran dudó si era maquillaje o la suya real.¡¿Cómo?! —preguntó nuestro protagonista.Esto ya está cerrado, se han ido los jefes y quedamos los empleados más bajos celebrando
 nuestra fiesta, como ve. 

Nuestro protagonista se sintió absolutamente abrumado ante la perspectiva de acudir el lunes
 a resolver aquel problema y tener que irse sin arreglar nada. En pasarse el fin de semana 
pensando en ello y recibir el lunes con el mismo ajetreo que había tenido aquel día. Ahora sí
 que estoy asustado de verdad, pensó.
¿Se encuentra bien? Le veo muy pálido y en su caso no es maquillaje —le dijo Frankenstein.
No, no pasa nada. Es que están ustedes muy bien maquillados —dijo Fran a regañadientes—. 
Pero tengan cuidado, que son ustedes más peligrosos que los zombies de verdad. 


viernes, 24 de octubre de 2025

Manny Pacquiao-Floyd Mayweather: un sueño que se cumplió tarde

 


¿Te acuerdas?
Menuda 
expectación hubo 
y la vimos con
 el tío Paco que
 madrugó
 para venir a verla a las cinco hora española en aquel pub—comentó Juan GordalLa esperamos durante años y luego no fue tan buena —respondió nuestro
 protagonista.A veces se dice que por demasiada expectación, pero yo creo que no, no tuvieron 
ganas de arriesgar y punto. Y sigo creyendo que la decisión final fue excesiva.


Los dos hermanos se referían
a la que durante años fue la
pelea soñada por miles de
aficionados entre Floyd
Mayweather Jr y Manny
 Pacquiao. En 2015, 
seguramente 
habiendo dejado ya los dos pasar su mejor momento, pero aún mejores que casi
cualquier otro púgil del peso welter, ambos boxeadores subían al ring en el MGM
Grand Garden Arena de Las Vegas a saldar sus cuentas personales.

Casi todo el mundo iba con Pacquiao, inluso gent que no seguía el boxeo, 
porque se le vendió como más ejemplar y centrado que el presuntuoso y 
arrogante Mayweather —comentó Juan GordalBueno, yo iba con Pacquiao porque creía que era bueno para el boxeo que 
ganara. Y para mí llevó gran parte de la pelea el peso. Una diferencia de ocho 
puntos, como dio uno de los jueces me parecía absurdo.Hubo quien incluso creyó que Manny merecía la victoria.Luego se ahbló de que había boxeado lesionadoLo que es cierto es que Pacquiao se lanzó hacia adelante y Floyd Mayweather
 aguantó y contraatacó. Un poco lo que se esperaba.Pacquiao lo tuvo dos o tres veces contra las cuerdas. Entre el séptimo y el octavo
 asalto parecía que lo estaba dominando.En cualquier caso, lo que no se puede negar es que saldaron su deuda.Ya lo dijo Pacquiao: «Me encontré a Floyd y le dije que había tenido una carrera 
magnífica, pero que si no boxeábamos yo siempre sería un asterisco en ella”.Bueno, quizás tardó demasiado en llegar, pero la expectación que levantó nadie 
la olvidará.

 Como siempre, este blog les ofrece la pelea para que ustedes opinan. ¿Creen justa
 la decisión de los jueces?



Récord de Floyd Mayweather Jr
Récord de Manny Pacquiao
 

Sobredosis de plásticos

 


Bueno, pues
en diez minutos
 que nos hemos 
puesto, lo hemos hecho
—comentó 
Juan Gordal viendo
 los tupperwares que
 habían desechado él y nuestro protagonista
 para tener ordenada la nevera.¡Y menuda cantidad de plástico!—exclamó Fran—. Todo esto lo teníamos aquí 
sin usar. Espero que los de los contenedores lo reciclen bien.

Los dos hermanos llevaban días pensando en que habían pasado de no tener
absolutamente nada para guardar los restos de comida en la nevera a un exceso
de contenedores plásticos que no había manera de organizar. Aquella mañana
se pusieron a ello y dejaron sólo los envases necesarios y que pudieran manejar.

No te rayes con los plásticos, Fran —dijo Juan Gordal—, que precisamente la 
idea de esto es para gastar menos en agua, plásticos, etc.Sí, bueno, mejor aquí que sobre la nevera po caídos.Y a varios de los que hemos rescatado habrá que darles un buen fregote.Ya me pongo yo a eso.

 Mientras fregaba nuestro héroe pensaba en Carolina Gordal y su costumbre de 
guardar la comida en la misma fuente donde la hubieran servido. Habría que 
explicarle los cambios que habían hecho ambos hermanos en la cocina. Pero si no los usáis nunca —dijo Carolina al oír aquello—. Luego me toca a mí 
recogerlos de detrás de la nevera y ordenarlos bien si se puede.Hoy hemos arreglado eso, Cárol—respondió Juan.Nos hemos deshecho de una burrada de plásticos y ahora hay exactamente los 
que necesitamos—añadió Fran.No quiero volver a ver nada en la nevera en fuente o en plato. A partir de ahora, 
así —insitió Juan.Bueno, pero cada vez que entre una tarrina de helado u otro plástico, os encargáis 
vosotros de ella—respondió CárolDe acuerdo—terció Fran—. Total, más plásticos que se han llevado hoy no creo que 
puedan llevarse. Más plástico para el medio ambiente, que hay poco.Pues lo prefiero allí que aquí en casa —sentenció Carolina.


miércoles, 22 de octubre de 2025

Supersticiones y creencias

 


Nuestro protagonista andaba por la calle haciendo un repaso de las manías de la gente.
Se lo había sugerido un podcast que iba oyendo en su móvil un adolescente,
donde hablaban de teorías como el gran reemplazo y los chemtrails . Parecía
que algunas manías o elucubraciones, por alguna razón calaban en la gente.
Lo malo es que eran manías, pensaban Fran, siempre destructivas o nocivas para
todos o parte de la sociedad. Porque creer, como creen algunos que una piedra
o pata de conejo trae suerte sólo les afecta a ellos, pero crerr que alguna
extraña élite o secta poderosa pretende favorecer a otros grupo o exterminarnos
a todos llevaba a hacer muchas tonterías a muchos o, directamente, a
la maldad. Si, por lo menos, pensaba nuestro protagonista, tuvieran la idea
de que las monjas de cara o de espaldas te condicionan, como cree Juan...

Alguna fuerza o poder sobrenatural sí pareció, en efecto, querer intervenir en
los pensamientos de nuestro protagonista, porque mientras pensaba esto aprecio
de un portal una religiosa que se puso a caminar delante de nuestro protagonista
dándole la espalda. Fran empezó a pensar que por suerte Juan no estaba allí
porque se estaría asustando, que él no iba a caer en aquella superstición, que las
monjas no pueden afectarte, todo esto mientras avanzaba por detrás de la
religiosa un espacio correspondiente a una manzana y media, más o menos. A
esta altura Fran se dio cuenta de que llevaba un buen rato cavilando sobre las
manías de Juan, sobre que él no las compartía, sobre que no iba a inquietarse
por la monja, pero era innegable que llevaba un buen rato dando vueltas a estos
pensamientos. Al final sí que me va a condicionar , tuvo que admitir Fran, estoy
empezando a sudar, a pensar en tonterías...

En este punto la sor hizo gesto de haber olvidado algo, no sabía Fran el qué,
obviamente, pero al darse la vuelta y ponerse de frente hacia Fran nuestro
protagonista perdió el hilo de sus cavilaciones.
Habiéndola visto de frente y de espaldas, ¿cómo cuenta esto?  Pensó para sí Fran.
Se lo preguntaré a Juan. Suerte que a mí esto no me condiciona.



lunes, 20 de octubre de 2025

Corte musical

 


Fran y Juan Gordal se esforzaban en sus entrenamientos mientras en la radio
sonaba cierta emisora de clásicos de la música pop de siempre. Una de las
canciones que ponían de modo habitual en dicha emisora captó la atención de
los hermanos.

El Let It Be de los Beatles. ¡Qué pesados! 
—dijo nuestro protagonista.Bueno, es lo típico de esta emisora. Las 
canciocillas de amor chorras y pesadas 
puestas una y otra vez.Los Beatles no eran malos, pero me van
 a hacer odiar esta canción a fuerza de repetirla.Ya, y las pesadeces sobre el mismo tema una y otra vez.Bueno, prefiero esto a los del reggaeton.Sí, para oír que si lo de eresmuy guapa mami, me pones a mil pues mejor...

Aquí la voz del locutor de la emisora interrumpió a los hermanos: “...Este magnífico
Let It Be, o Déjalo estar, que le dedicaba Paul Mc Cartney a su madre recién fallecida en ese
momento, diciéndole que se fuera tranquila, que todo iba a ir bien, y que las voces del
cuarteto hicieron mítico...” Aquí los dos hermanos cambiaron radicalmente de tono. Resultó
que la idea preconcebida que tenían de la canción y sin analizar su letra era totalmente
distinto a lo que de verdad decían los trovadores británicos. Además en un momento en
que ellos mismos conocían esa sensación que, afortunadamente, sólo se sufre una vez en la vida.

Joder, menos mal que no había gente delante, porque nos hemos lucido—observó Fran.Y además es muy parecido a lo que nosotros dijimos a mamá.Y ni siquiera había nadie para grabarlo y convertirlo en cancioncilla.Bueno, resulta que sí hay quien canta sobre otros temas que los que nosotros pensábamos.Mejor me pongo a entrenar, que no estamos para la crítica musical.Sí. Ya has recordado por qué no solemos hablar de música con otra gente. 



viernes, 10 de octubre de 2025

La transformación de Carolina

 

 

¿Estas son
horas de 
venir a tus
 años? —dijo
 Fran a 
Carolina 
Gordal 
cuando ésta llegó más tarde de la hora de la cena.
Yo ya tengo una edad, puedo hacer lo que me de la gana —respondió su hermana.Pero mañana curras, y deberías ser más responsable.Eso es asunto mío y... ¡hostia! —dijo Carolina—. ¿Qué habéis hecho aquí? ¿Por qué hay tanta luz? Yo no he tocado nada —dijo nuestro protagonista. 


En efecto la luz del baño emitía una extraña claridad que sorprendió a Fran. Lo más
probable era que Juan hubiera cambiado alguna bombilla por algún motivo. Pero Carolina
no pasó tan rápido sobre el asunto.

Me deslumbra. Hay que hacer algo.Bueno, ya veremos mañana —comentó Fran.

Al día siguiente nuestro protagonista estaba preparándose el desayuno mientras Carolina
hacía los ejercicios gimnásticos de todas las mañanas. Pero Fran observó que los días ya
empezaban a cortarse en la época del año en que estaban y encendió la luz del salón.

¡Apágala! ¡Me da en los ojos y me deslumbra!

Así cayó nuestro protagonista en la cuenta de que su hermana estaba haciendo los ejercicios
a oscuras.

Pero yo no quiero desayunar a oscuras.Yo enciendo cuando acabe —dijo Carolina.


Fran estaba a punto de transigir, cuando Juan Gordal, que también se despertó a esa hora
entró en la habitación y encendió de nuevo.

Apaga, apaga —gritó Carolina.Yo creo que se está convirtiendo en vampira —sentenció nuestro protagonista.Pues lo que nos faltaba ya en la familia —remató Juan. 


La fila de un sólo hombre

 


Aquella cola en el supermercado no era agradable de guardar, pero había ido rápido. Nuestro
protagonista no había tenido tiempo ni de refunfuñar por toda la gente que tenía delante,
cuando ya estaba en línea para ser el siguiente que pasaría por caja. Entonces el cliente
anterior preguntó a la cajera si un paquete de pescado que llevaba entraba en la oferta que
anunciaba el super.

No —dijo la cajera—, porque esa oferta es 
para nuestros congelados de marca blanca y
 este es de otra.Ay, pues anúlamelo, hija. 

 La chica se dispuso a hacerlo y cuando 
terminó de pasar los productos por la caja hizo la pregunta que todos oían al pasar por allí:
¿Efectivo o tarjeta?Tarjeta... —contestó el hombre que iba antes que Fran, que no era la típica anciana que
 se hace un lío en la cola, pero estaba actuando como tal—. Bueno, no la encuentro.

Nuestro protagonista miró detrás de él y observó que se había formado una fila nada
despreciable de gente esperando a pagar. Fran chequeó el reloj y comprobó, como
suponía, que estaba a punto e igualar el tiempo que le había llevado llegar hasta allí
esperando a un sólo cliente.

Bueno, pague en efectivo si no tiene la tarjeta —dijo la cajera.Es que no llevo suelto, no contaba con esto —respondió aquel hombre.Mire —propuso la cajera—. ¿Quiere que le guardemos el sitio y la busca y voy cobrando 
a otros clientes.Sí, perdóneme.

 La cajera comenzó a cobrar a Fran y entonces el cliente anterior volvió gritando:Que la he encontrado, déjenme pagar ahora.

 A Fran no le importó, pero muchos clientes de detrás de él pusieron el grito en el cielo. Y aún 
hay quien se pregunta por qué no me gustan las compras, concluyó Fran mentalmente. 


miércoles, 1 de octubre de 2025

La pequeña tienda de los horrores (Roger Corman, 1960)

 


La verdad es que
es muy divertida.
 Un ejemplo de 
cine de serie B 
muy prototípico, 
a caballo además
 entre los 50 
y los 60, dos
 décadas de
 producción
 cinematográfica muy 
interesante —dijo nuestro protagonista al acabar de ver La pequeña tienda de los horrores.Para mí demasiado chorra y con un humor ya superado, Fran —le respondió Juan Gordal.Yo creo que todavía funciona bastante bien, ves a todos los personajes y te ríes, la
 historia tiene su gracia, y encima aparee alguna futura estrella antes de ser tan grande 
como luego fue.

Nuestro protagonista se refería al cameo que realiza en la película Jack Nicholson, que es
uno más de los atractivos de este film, una comedia negra con un humor ácido y
extravagante sobre un dependiente de una floristería torpe y no muy inteligente que sin
embargo se esfuerza por llevar adelante el negocio y por conquistar a una compañera de
su trabajo, Audrie, de la que está enamorado. En este intento compra una planta que resulta
ser un vegetal carnívoro e inteligente que le exige comida, a ser posible carne humana.
Todo lo que pasa luego es un desfile de peripecia y gags absolutamente delirante y desenfrenado.
Aquí Jack Nicholson todavía no podía ser protagonista —dijo nuestro héroe—. Lo es

Jonathan Haze, un actor con un currículum nada despreciable en la serie B.Y Nicholson labrándose la fama de histriónico desde el mismo principio de su carrera.Joder, Juan, que sólo ves lo malo. Tan mal no estaría cuando casi treinta años después
 hicieron un remake que fue un éxito tremendo.Ya deberías saber, Fran, que no tengo muy buena opinión de los remakes.No, ni yo tampoco, pero joder, tú ves esta película y aún te divierte. Y además no tiene el 
típico final feliz chorra.Bueno, disfrútatela, pero no me pidas que la vea.Pues haría bien. 

Ficha de la película, aquí.

Licores gallegos

 


Por fin era sábado
 y Fran observaba
 el botín que 
entre su cuñada
 Coralia y Carolina
 Gordal le habían traído de Galicia: las dos, sin proponérselo habían juntado varias
 botellas de distintos tamaños con diversos orujos y licores. Había el orujo más
 típico para después de las comidas, licor de café del que tantas veces se veía 
en lugares de gastronomía gallega, varios tipos de cremas con diferentes 
sabores... Fran había decidido, con buen acuerdo que sólo tomaría alguno de esos
 brebajes los fines de semana. Si tomaba uno cada día iba a acabar cocido, aparte
 de que aunque eran muchas botellas le iban a durar poco. Una de las botellas 
pequeñas le llamó especialmente la atención: una crema licor de cereza y chocolate 
de color rosado. Era como si se hubiera diluido un bote de pintura rosa en una botella
 de Baileys. Pues comenzaré por este, se dijo Fran. Descorchó la minibotella y
 pretendió servirse medio vaso, no más del brebaje. Pero al volcar el contenido en 
el vaso noto, con sorpresa, que medio vaso justo era el contenido de la botella. Una 
vez servido no quedaba otra que bebérselo. Fran lo hizo y notó el sabor, extraño pero 
agradable de aquella crema. Pedro después se quedó observando la botella vacía 
pensando que ya se había ventilado una, que cada botella le iba a dar para muy poco y 
que, encima, no había dejado nada para sus hermanos. Eso trajo consecuencias cuando
 llegó Juan Gordal.
¿Ya te has pimplado una de las botellas? Seguro que ni la has saboreado, te la has metido
 para el gaznate, y hala, una menos —le dijo Juan Gordal—. No sé ni para qué se molesta 
Coralia.No te preocupes por eso, que te conozco y a ti no te hubiera gustado. Pero no he ido a 
pimplármela, es que había menos de lo que yo pensaba.Era una minibotella, o sea que sabías perfectamente lo que había. No me engañes.  Pues tú 
sabrás si te bebes todo a esta velocidad cómo vas a acabar de cocido. Voy a cogerme una 
botella de orujo grande antes de que tú acabes con todo.Que no, coño. Te digo que la abrí y además pensaba que Carolina tenía que probarla...


Hablando de Carolina en ese momento entró por la puerta y los dos hermanos la pusieron al
día de sus problemas. La mayor de los Gordal palacios casi lloró al oírlo.

¡Joder, Fran! Te había dicho que quería probar esa, la rosa, y te la has pimplado en un momento.
Eres un alcohólico y un acaparador.

  Pues va a ser verdad que al final el alcohol sólo trae problemas, se dijo por lo bajo nuestro 
protagonista.