-Pues estoy
harrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrta de este trabajo, Fran. Qué te voy a
contar si tú lo tuviste y prometiste no volver a trabajar en él
-decía Carolina Gordal por el teléfono a nuestro protagonista
-Sí, ser teleoperador
es una mierda.
-¡Qué se puede decir
de un trabajo donde uno está deseando que le echen, que te paguen lo
que sea por despido improcedente y que dejen de darte la brasa!
-Pero joder, es que
luego se extrañan de que haya tanta gente que quiera ser
funcionario.
-Y así dicen que uno
está saliendo de la crisis. No es ya que te paguen una mierda, es
que son trabajos que le hunden la moral a cualquiera.
-Bueno, al menos
Alvarito está feliz en su colegio haciéndole la comida a los niños.
-Sí, él al menos curra
en lo que aprendió y los niños le caen bien .
-Pues me alegro de que
haya alguien en la generación relativamente joven a gusto con lo que
hace.
-Espera un momento, que
llega Alvarito.
Fran esperó mientras
oía a su hermana y su cuñado saludarse, colgar el abrigo, y después
oyó que este le decía algo en tono grave y que Cárol exclamaba
¡joder!
-¡¿Qué ha pasado,
Carol?!
-Pues que a Alvarito sí
le han echado.
-Me cago en la leche.
Encima echan al que está a gusto.
-Sácate tus
oposiciones, aún estás a tiempo.
-Sí, porque de lo
contrario lo que espera es la hostia.
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