miércoles, 4 de julio de 2018

¿Gritos o catálogo?

Nuestro protagonista caminaba por una calle de la ciudad cuando un leve ruido le distrajo de sus pensamientos. Se trataba de un catálogo de ofertas de un Supermercado que había caído al suelo desde el tope de una papelera rebosante situada a su derecha. Tras el susto iba a seguir su camino, cuando los gritos de una mujer volvieron a turbarle:

-¡Mira este hijo de puta tirándolo todo al suelo y ni siquiera lo recoge! De verdad, que yo no sé por qué dejan entrar aquí a estos salvajes de la selva. Ni con 90 camiones de monjitas se civilizarían.

Aparentemente, la mujer se refería a un niño de unos trece años de raza negra que andaba más adelante. Casi estaba nuestro héroe a punto de seguir cuando aquella mujer le volvió a hablar:

-¿Y usted piensa dejar esto ahí? ¡La gente está perdiendo el respeto por todo!
-También podría ocuparse usted si tanto le preocupa -dijo nuestro protagonista, observando que su interlocutora no era ninguna anciana impedida, sino que tendría unos 40 y pico años, tatuajes y ropa de deporte.
-¡Anda éste con lo que sale! Ya ni diciéndoselo a estos subnormales reaccionan.
-Oiga, yo no tengo nada que ver con este incidente.
-¿Entonces no le molesta?
-Qué quiere que le diga, más que una mierda de catálogo me molesta el jaleo que está usted montando.
-Vamos, que ni diciéndotelo vas a mover un dedo. Si es que no vale de nada pedir las cosas con educación, a estos habría que majarlos a palos hasta que aprendan.

Nuestro héroe aceleró el paso sin contestar suponiendo que la mujer se callaría, pero aún a media manzana de distancia se la oía, y otros transeuntes también la miraban con extrañeza. Un hombre le dijo a nuestro héroe:

-Si no se trata ya del papel, es que pidiendo las cosas así, nadie te hará caso.

Fran se alegraba de que alguien compartiera su punto de vista, pero una vez más, era asombrosa la cantidad de gente cuya única distracción es montar un pollo con cualquier excusa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario