sábado, 1 de octubre de 2022

El falso vencejo

 


Franvenaquíqueestome
damuchomiedoquecadavez
quepasoporesterincónseo
yeunsilbidoymira
cómosemuevenloslibrosde
estaestanteríaquenoseestán
quietosaversivaahaberun
vencejoallíoloqueseayonopuedo...Bueno, mamá, tranquila, porque no creo que nadie pueda esconderse ahí. Si es un vencejo como
 la otra vez ya lo soltaremos y punto.

Fran recordaba aquella ocasión en que cuando llevando aún sandalias de verano había notado
que una pelusa o algo similar se movía a sus pies. Cuando se agachó y logró cogerlo en su mano,
el ser que se agitaba entre sus piernas era un vencejo, al cuál atendió y guardó hasta que quiso irse.

Recuerda al de la otra vez —dijo a su progenitora—. Son animales hechos a los espacios abiertos
 y al aire. En una casa humana se le veía muy desorientado. Así que se habrá metido allí y estará
 asustado.Yonoquieroquelepasenadaperoyotambiéntengomiedomiraelsilbidoyloslibrosquetiemblannosé
loquepuedehaberallínomeatrevoameternadaenlamanoyaversinoshacedañoesperoenDiosnuestroSeñor
queseaunvencejo...Bueno, mamá, sea lo que sea, daño no puede hacernos.

Fran apartó aquel taco de libros cuyas hojas se agitaban metió la mano decidido a atrapar al ser
silbante que había allí. Lo que encontró no fue ningún ser vivo sino algo sólido y cuadrado. Lo
que había tras los libros y susurraba no era una criatura animada, sino una radio encendida.

¡A saber cuánto tiempo llevaría allí! —dijo Fran.Aypuesesverdahijoestaríayooyéndolaoloquefueraladejéenestaestanteríaycaeríaporelhuecomenos
malquemelahasencontradoymenosmalquenoeranadamalohepasadomuchomiedoylodeloslibrossería
porlavibración...Bueno, esta al menos no se desorientaría tanto como el vencejo. Toma y la cuidas tú. Mañana la 
llevas al veterinario o lo que sea. 

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