jueves, 21 de septiembre de 2023

Los gayumbos de Drácula

 


Fran estaba tranquilamente destendiendo aquella colada y guardando la ropa seca. Todo iba
perfectamente hasta que aparecieron aquellos calzoncillos. Fran recordaba perfectamente
haberlos echado a la lavadora, haberlos tendido bien, pero lo que ahora veía en la cuerda eran
unos retales de tela descolorida y rota realmente difícil de identificar siquiera como una
prenda de vestir. ¿Cómo podía haber ocurrido eso en un secado en la cuerda?

Será que les has echado lejía o algo así —dijo Carolina oyendo el problema.Tendríasquehabérmelosdadoamíquetúnosabesporlovistoyoteloshelavadomuchosañosysiemprelos
hastenidobiennincateheestropeadoningunaprendaymiraquébienibassinosabesnadaperotelohagoyoy
siempretendásropa...—terció Doña Marta Palacios.Oye, no me jodáis, llevo un montón de tiempo lavándome la ropa y esto no había ocurrido
 nunca. Y mirad el resto de la colada. Ha salido bien.Yo sólo digo que a mí ni se te ocurra dejarme nada mío así —intervino Juan.¡Me cago en la leche! ¡Si sabes que no toco nunca nada tuyo ni con un palo! Sin tú no me lo
 dices huyo de ti como de la peste. El caso es que por algún motivo estos gayumbos se han 
deshecho al sol completamente.Serían los calzones de Drácula —dijo Juan y todos salvo Fran se echaron a reír.

Fran echó una ojeada al manual de uso de la lavadora, de los calzones, de los productos que
había usado para limpiarlos... Nada podía explicar lo que había ocurrido.

Joder, es que no puedo volver a poner una lavadora temeroso de que ocurra esto —comentó
 nuestro protagonista.Nada, la próxima vez les echas agua bendita encima y todos contentos —remató Juan 
provocando otra vez las risas de todos y la desesperación de nuestro protagonista —. O acuéstate 
mujeres menos impetuosas.


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