miércoles, 26 de junio de 2024

Miedo a las tormentas

 

Pues hemos tenido que refugiarnos y a ver cuando para este chaparrón —comentó nuestro 
protagonista mientras tomaba un sorbo de su cerveza.Por lo menos hemos tenido un sitio bueno cerca —respondió Juan Gordal.


Ambos hermanos habían acudido a la zona de la Calle Luna, donde se ubicaba la mayor
concentración de tiendas y establecimientos de cómic de la ciudad. Era verano y habían
acudido convestimenta propia de la estación, pero un súbito chaparrón de verano los había
forzado a refugiarse en aquel establecimiento.

 

Yo llevaba el
chubasquero 
en la mochila, 
pero a ver si 
esto se pasa 
y podemos 
volver a casa
 sin usarlo —comentó Juan.Aquí estamos bien. Pero tampoco me apetece acabar cocido a cervezas un martes. 
 
 Ambos hermanos repararon en otra usuaria del establecimiento que hablaba del miedo que 
siempre le habían dado las tormentas. Comentaba que nadie la comprendía cuando se quejaba 
de ello.Parece que eso es muy jodido, Juan —dijo nuestro protagonista.Pero no hay más remedio que aguantarlo, es una cosa natural. Y tampoco hay motivos para
 el miedo. Yo en los truenos no veo tampoco que ensordezcan y que te caiga un rayo es muy 
poco probable,

En ese momento un horrible estallido de un trueno sacudió todo el barrio. Fran pegó una
sacudida a su vaso que a punto estuvo de derramar su contenido y un ruido de sirena empezó
a sonar de fondo.

¡Me cago en la leche! ¡Hasta ha saltado la alarma de un coche! —exclamó Fran.Pues le pido perdón a esa chica. Parece que al final sí que hay motivos de susto en las tormentas.¡Coño! ¿hasta yo he pegado un respingo oyéndolo!


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