jueves, 22 de mayo de 2025

Ruta suicida (Clint Eastwood, 1977)

 


¿Ya estás otra
vez viendo pelis 
de esas de acción
 de los 70 que
 tanto te van?—preguntó 
Carolina Gordal a
 nuestro protagonista. Sí, un exponente
 típico del género, 
con Clint Eastwood
 y Sondra Locke en
 papeles de
 policía y testigo protegida que acaban juntos.Ya me imagino, una de acción de las de antes del tío muy macho y la chica que es un 
estorbo y se cepilla el héroe a todos los malos y después a la chavala. Bueno, en líneas generales sí, pero yo no diría que aquí Sondra Locke sea una chica 
desvalida y mansa. Es muy valiente y tiene ideas, aunque el rol de una y otro es innegable.


En esta ocasión nuestro personaje contemplaba Ruta Suicida, dirigida por Clint Eastwood
en persona en 1977. La historia nos habla de un Ben Shockley, un policía de la ciudad de
Phoenix, en Arizona, que debe desplazarse a Las Vegas para traer desde allí a Gus Mally,
una prostituta cuyo testimonio es clave en un caso de la ciudad arizónica. Por el camino
se dan cuenta de que en Las vegas, ciudad del juego son el centro de una apuesta centrada
en si llegarán a su destino o no y poco a poco la trama se va complicando al aparecer
implicados personajes muy poderosos e interesados en que no alcancen su destino. Ni que
decir tiene que Shockley está decidido a cumplir su misión contra viento y marea y que Mally,
a pesar de sus reticencias acaba colaborando con él.

Mira por ejemploque Mally es la que muy a menudo ve los giros de guion de la trama—dijo
 nuestro protagonista.Sí, pero es una prostituta. Muy típico. Y machista.Sí, los roles son clásicos, pero la película consigue atrapar la atención de cualquiera que 
la vea y no puede decirse que Mally sea un mero estorbo. Y además no es una película para hablar de roles de género. Es para entretener y eso lo logra plenamente. Tengo muy buena opinión de ella y recomiendo su visión.Vale igual un día la veo—dijo Carolina.Pues harás bien—sentenció nuestro protagonista. 



Ficha de la película, aquí.
 

El envase interminable

 


Fran cogió al ducharse el champú y sacó una gota para lavarse la cabeza. Al dejarlo observó
que ya quedaba muy poco. Sería prudente ir trayendo otra botella para no quedarse sin
el limpiador capilar en un momento dado, pensó. Así que dicho y hecho, aquel día al
hacer la compra incluyó en la lista una botella de champú. Al llegar a casa lo dejó
en el lugar donde los Gordal Palacios guardaban las cosas de la limpieza. Y se olvidó
de ello hasta la ducha del día siguiente. Acabemos primero el envase antiguo, se dijo.
Quedaba sólo un fondo. Ahora lo tiraremos, pensó. Pero no, después de ponerse en la
mano la cantidad necesaria quedaba todavía un remanente respetable del producto. Se
lo dijo a Juan y Carolina:

Cuando os duchéis poneros champú del antiguo, a ver si lo acabamos. Especialmente 
dedicado a Juan, que suele abrir envases nuevos y tener varios al retortero—dijo nuestro
 protagonista.Lo que no sé es para qué has traído si todavía quedaba del otro—respondió Carolina.¡Coño, porque sólo quedaba el fondo!—dijo Fran.Ese fondo, como tú dices, puede dar para un mes—afirmó Carolina.

Nuestro protagonista abandonó la conversación emntre sorprendido y contrariado. Se
preguntó si su hermana había visto el resto que quedaba en la botella. Era un fondo que sólo
alcanzaba a poner blanco el fondo de un envase transparente. Así continuó la cosa y al día
siguiente volvió nuestro protagonista a coger champú y lavarse la cabeza. Al acabar observó
que el frasco aún contenía producto. Al día siguiente repitió la operación e igualmente
quedaba líquido en el fondo de la botella. Y al siguiente, y al otro... Parecía que Carolina
iba a tener razón.

Menos mal que esto no pide pan—aseveró la hermana mayor de nuestro protagonista—, 
porque va a estar aquí un buen rato.
 
 Fran observaba la cantidad del champú antiguo que había en la botella y no dejaba de
 preguntarse si el hecho de que no se acabara sería algún tipo de magia. Debe comunicar
 con una dimensión paralela de la que cae producto, se dijo. 



sábado, 17 de mayo de 2025

Variedad sin gusto

 

 

¿Y esta barra
qué diferencia
 tiene con la
 de al lado?
―preguntó
 aquella 
señora de 
cierta edad 
cuando Fran
 pasó por su
 lado en el
 Supermercado.Esta es de tres cereales y la otra es sólo gallega―le respondió el encargado¿Y no tenéis una tostada normal? ―continuó la anciana.

 La verdad es que la gente más joven se había ido acostumbrando, pero en parte tenían razón 
esas personas de cierta edad que no acababan de acostumbrarse a ciertos productos, de los que
 los más típicos eran el pan y los yogures, que desde hacía algún tiempo ya habían pasado de 
ser un único producto tipo a miles de variedades que en muchos casos no aportaban nada. 
Recordaba nuestro protagonista que, en su infancia, al comprar un yogur sólo había que pensar 
de qué sabor lo quería uno. Ahora los había sin lactosa, enriquecidos con varios elementos 
químicos, azucarados, de estilo griego o natural, etc. Mientras se hacía esta reflexión Fran
 observó el stand de la leche, donde también las había incluso enriquecidas con calcio 
(??????????!!!!!!!!!!), cuando resultaba que el calcio había sido siempre el principal aporte 
de este blanco y nutritivo líquido.  Pensaba nuestro protagonista que precisamente las 
mujeres de la edad de la que había visto tendrían una gran confusión viendo aquello, ya 
que precisamente por las afecciones típicas de ese colectivo el asunto del aporte de calcio 
no era menor. Luego pasó por el estante de los chocolates y también los vio de múltiples 
tonalidades y rellenos. Algunos más que chocolates parecían bollos recargados con la
 mayor cantidad de azúcar que no aportaba nada. Y lo mismo ocurría con las galletas, que
 de las maría y las príncipe habían pasado a una variedad interminable de formas, tamaños,
 sabores y mezclas imposibles con cereales y otros aditivos. Las mejores eran unas
 que prometían un aporte de frutas y vitaminas para los niños que harían que esos 
pequeños comieran la cantidad necesaria de vegetales con gusto. La lista se haría
 interminable. Mejor dejarlo ya. Nuestro protagonista se dirigió a comprar lo que
 había ido a buscar, un paquete de harina. Ahora sólo quedaba escoger entre la 
especial para rebozados, la de repostería, la normal para múltiples usos, etc, etc.



El traspaso imposible

 


Aquella tarde nuestro protagonista no dejó de seguir a su equipo, el Atlético de
Madrid, pero lo hacía como con desgana, más como cumpliendo un trámite con alguien
querido que con la alegría y entusiasmo que casi siempre había mostrado con el fútbol.
La temporada se estaba haciendo muy larga desde que al Atleti le habían robado su
presencia en los cuartos de final de la competición europea y, dado que ya tenía
garantizada su vuelta a esa competición la temporada siguiente y que el equipo se
estaba dejando ir de forma muy evidente en los últimos partidos, resultaba difícil
encontrar un aliciente para aquel encuentro ante el Betis.

Al final pasarás del fñutbol y te dedicarás a otra cosa, Fran le comentó Carolina.No, eso nunca ocurrirá. Pero sí que es cierto que tengo muchas ganas de que se acabe esta 
temporada. Sobre todo después de partidos como el del Alavés y el Osasuna.Pues entonces deja ya de verlo y espérate a la temporada siguiente.No, eso no va a ocurrir. Al Atleti lo seguiré viendo pase lo que pase. Y respecto a la 
temporada que viene, miedo me da, cuando todos los equipos grandes están ya moviéndose
 y fichando y los de siempre en el Atleti diciendo que el verano es muy largo, que antes de 
entrar se deje salir, etc.O sea, que sigues ahí pegado a pesar de que no te da más que disgustos y que lo que 
promete para el futuro son más disgustos. Es una relación tóxica, como dicen ahora.Bueno, habiendo pasado dos años en segunda y habiendo estado doce sin pisar Europa, 
prefiero la decepción de ahora. Y es lo que hacen los amigos, siempre perdonan y vuelven.
 

Carolina se marchó sorprendida de la reacción de Fran mientras este cogía su transistor y se
disponía a escuchar el partido de aquella tarde. Pero lo cierto es que también nuestro protagonista
a estaba un poco harto de ver claro cuál era el problema de su equipo, que resultaba ser el único
que no se puede arreglar con un traspaso o fichajes. Fran pensaba en lo bueno que sería poder
«traspasar» a la directiva del club. Claro, se dijo, que a ver, aunque eso fuera posible, quién
pagaría por ellos tras haber demostrado su desempeño como lo habían hecho.




miércoles, 7 de mayo de 2025

Miniaturas etílicas

 


¿Pero para qué
 traéis todo esto
 y no una botella 
grande? —preguntó 
Fran viendo el 
arsenal de
 botellas de
 bebidas en 
miniatura que 
había traído
 Juan y Coralia.Para que 
tengamos variedad. Y así puedes tú coger también.

El hermano y la cuñada de nuestro protagonista había salido unas horas aquel día y para
sorpresa de Fran habían subido a casa a traerle una bebida. Nuestro protagonista lo
agradeció, pero le resultaba insólito el modo de traerlas.

Por lo menos supongo que el precio habrá sido el mismo así que del otro modo —dijo 
nuestro protagonista mientras le pegaba un trago a un vaso de Jagermeister.Sí, por eso no te preocupes. Y así tenemos de varios tipos.Bueno, ya sabéis lo que dicen de mezclar —respondió Fran.Tranquilo, eso es un mito. Lo leí y me informé bien. El alcohol es alcohol venga como
 venga —intervino Coralia.Y aunque lo fuera no vamos a mezclar, si tenemos una botellita para cada uno —dijo Juan.


Nuestro protagonista pretendió beber otro trago pero ya se había acabado su vaso. Observó
todas las botellitas encima de la mesa.

Y ahora ¿qué vais a hacer con ellas? ¿Las tiro o las coleccionáis, ya que las habéis traído así?Tíralas, pero déjame una de vodka —contestó Juan.Pues precisamente esa es la que no nos hemos tomado. ¿La quieres para algo?—preguntó Fran.La tendré para ocasiones especiales.¿Un sólo trago para ocasión es especiales? Bueno, ya te la guardo, pero no entiendo nada.¡Qué vueltas le das a todo! Disfruta lo que te hemos traído, hombre —intervino Coralia.De acuerdo, pero yo esto de las botellitas si no es para coleccionar no lo entiendo. 


La gran duda de Carolina

 


Toma, tu puñado
diario ―dijo Carolina
 Gordal extendiendo
 aquellas avellanas 
en las
 manos de Fran.Hoy no son 
panchitos ni 
almendras, 
que es lo que 
sueles tener ―respondió éste.


Los dos hermanos habían leído por varios sitios que los frutos secos en cantidades
controladas, más omenos aquellas, un puñado diario, tenían varios efectos beneficiosos
sobre la circulación, la memoria y la salud en general. Desde entonces solían tomar un
pequeño puñado a modo de postre. En aquella compra lo que habían cogido era avellanas.

Me han entrado por los ojos ―dijo Carolina―, porque me acordé de la Nocilla. Me 
pregunto por qué usarían avellanas y no otro fruto seco.Pues no lo sé, Caról ―respondió nuestro héroe―. Supongo que el sabor sería el que mejor
 quedase o algo así.Pues a mí me gustan más los panchitos y son más baratos. Deberían haberlos usado.Bueno, fabricas tú una crema con panchitos y ya me dices cómo queda.Pero es que son todos con un sabor muy parecido.Cárol, de verdad, no me parece tan importante.No, importante no pero es que no lo entiendo.Bueno, les daría por allí por alguna razón. Yo que sé, igual porque vieron a una ardilla o algo
 comiéndolas, pero que no creo que de para tanto.Mira, sé que atí te gustan sobre todo los pistachos. Tú la hubieras hecho con pistachos.Sí, pero son caros eso subiría el precio.Hombre, por fín prestas atención a lo que digo.Sí, me apasiona el tema de los frutos secos en una crema de chocolate. Creo que escribiré 
un libro al respecto.Y yo lo leeré porque quiero enterarme.Vale, pero hasta entonces dejamos el tema ¿verdad? 



jueves, 1 de mayo de 2025

Desastre

 

 

Pues la verdad, se
nota que este es en
 plan más serio 
que otros de la 
obra, aunque no 
pierde el tono de
 comedia ni el 
sentido del 
humor —comentó
 nuestro protagonista 
al acabar de leer 
Desastre, segundo trabajo 
en forma de historieta larga de Mamen Moreu.
Y ella dice que se esfuerza por poner la vida de las mujeres de a pie, que ha sido poco 
tratada, pero esta podría ser la historia de cualquier persona.

En este nuevo tomo, la autora aragonesa vuelve a mostrarnos un personaje femenino corriente,
en esta ocasión se trata de Berta, una chica ya entrada en una edad de cierta seriedad y
madurez —35 años—, con una vida que no le llena pero ya hecha, con trabajo, casa y pareja,
que ve cómo de `pronto todo se va yendo al traste y debe volver a empezar de cero. El cómic
mantiene en todo momento el talante jovial y divertido característico de la autora pero

las situaciones en las que Moreu pone a su personaje son mucho más difíciles y comprometidas

que las que podían verse en Resaca o sus series de humor anteriores.

También usa muy bien la Moreu las imágenes visuales, como esa cama enorme que de 
pronto ve Berta cuando intenta reponerse de la ruptura con su novio —comentó Fran.Como todo lo de esta chica se ve que es muy personal, que son situaciones que ella ha 
vivido o visto de cerca, aquí contando su propia entrada en la madurez —respondió Juan.Pero yo creo que a ella con su trabajo y su actividad le ha ido bastante mejor que a su 
personaje Berta.Y acojona pensar que lo que ella hace cuando se va todo al traste, su casa, su novio, etc,
 es volver a casa de sus padres, cosa que nosotros ya no podríamos hacer.Sí, porque aunque se esfuerce en poner situaciones propias de mujeres uno se siente
 cercano a ellas —dijo Fran.Bueno, a ver los próximos trabajos de la autora, que se va volviendo mujer seria y solemne 
por momentos.Siempre quedarán sus colaboraciones en el jueves para quien busque risas —sentenció 
nuestro protagonista. 



 Ficha del cómic,aquí. 

El mejor preparado


El tremendo apagón se ha debido a una situación sumamente inusual, hasta el

punto de que no había sucedido nunca en España. Los expertos lo denomina 0
absoluto. Durante un momento en España no se ha producido nada de electricidad.
Las autoridades reiteran su llamada a la calma y afirman que esperan restablecer
el fluido eléctrico en un plazo de entre seis y diez horas.

La radio con la que nuestro protagonista oía normalmente los partidos de fútbol
no dejaba de transmitir esta información. Últimamente en el planeta y en el país
de Fran estaban ocurriendo muchas situaciones insólitas. Por lo menos el tenía
comida que no necesitaba cocina y radio, con lo que estaba pasando el trago
mucho mejor que otra gente. La verdad es que estaba con mucha tranquilidad en su
casa esperando a Juan, que aquel día trabajaba. Carolina es aquel momento estaba
lejos del hogar, de vacaciones. Fran había pensado llamarla pero tampoco las
comunicaciones funcionaban. Cuando por fin llegó Juan Fran se sorprendió al ver
de su brazo a Coralia.

¿Pero tú qué haces aquí? —preguntó asombrado nuestro protagonista.Me he preocupado por vosotros. Como tampoco se podía llamar al timbre ni al portero 
automático llevo un rato esperando abajo —respondió la gallega.Menos mal que os veo a los dos —dijo Juan—. Estaba asustadísimo, la guerra a punto de 
empezar y yo sin poder hablaros.¡Bueno, también el otro!—exclamó nuestro protagonista—. A ver, no hay nada confirmado. 
Vamos a esperar que sea un apagón y todo se restablezca. Pues la gente está por la calle agolpándose para comprar comida y, más sorprendente 
aún, radios a pilas.Entonces somos los mejor pertrechados porque tenemos fiambre, pan, tomate y una radio. 
Por una vez hemos sido más previsores que el resto. Y sin habérnoslo propuesto ni 
comprado ningún  kit. ¿Queréis un sandwich? —preguntó nuestro protagonista.Yo sí, muchas gracias. Ahora que estáis bien tengo hambre —dijo Coralia.Yo ahora no puedo comer. Esto es el primer paso. Esta noche bombardearán —intervino Juan.

Entonces la radio dijo que la comisión europea había hablado sobre aquel incidente y no
constaban indicios de un ciberataque, aunque no descartaban ninguna hipótesis aún.

Para ser una guerra es bastante floja —dijo nuestro protagonista.Esperarán a la noche, buscan el efecto sorpresa —insistió Juan.Bueno, de momento, como hemos dicho, ha dado la casualidad de que a nosotros nos ha 
pillado muy bien preparados. Y la gente hace colas y tal pero tampoco los veo con pánico
 —comentó Fran mirando por la ventana.Joder, sólo te falta decir que estás a gusto.Qué quieres que te diga, para mí, estar a resguardo en esta situación es la leche. Me siento
 como bendecido —sentenció nuestro protagonista. 

El apagón duró hasta las nueve y media de la noche en el barrio de Fran y todo volvió a la
normalidad. Pero al irse a acostar aquella noche todavía se regocijaba en haber sido el mejor
preparado en una situación límite. Y sorprendiéndose de que la gente necesitara una situación

límite para apreciar la radio que tanto y tan bien le entretenía e informaba a él.