El tremendo apagón se ha debido a una situación sumamente inusual, hasta el
punto de que no había sucedido nunca en España. Los expertos lo denomina 0
absoluto. Durante un momento en España no se ha producido nada de electricidad.
Las autoridades reiteran su llamada a la calma y afirman que esperan restablecer
el fluido eléctrico en un plazo de entre seis y diez horas.
La radio con la que nuestro protagonista oía normalmente los partidos de fútbol
no dejaba de transmitir esta información. Últimamente en el planeta y en el país
de Fran estaban ocurriendo muchas situaciones insólitas. Por lo menos el tenía
comida que no necesitaba cocina y radio, con lo que estaba pasando el trago
mucho mejor que otra gente. La verdad es que estaba con mucha tranquilidad en su
casa esperando a Juan, que aquel día trabajaba. Carolina es aquel momento estaba
lejos del hogar, de vacaciones. Fran había pensado llamarla pero tampoco las
comunicaciones funcionaban. Cuando por fin llegó Juan Fran se sorprendió al ver
de su brazo a Coralia.
—¿Pero tú qué haces aquí? —preguntó asombrado nuestro protagonista. —Me he preocupado por vosotros. Como tampoco se podía llamar al timbre ni al portero
automático llevo un rato esperando abajo —respondió la gallega. —Menos mal que os veo a los dos —dijo Juan—. Estaba asustadísimo, la guerra a punto de
empezar y yo sin poder hablaros. —¡Bueno, también el otro!—exclamó nuestro protagonista—. A ver, no hay nada confirmado.
Vamos a esperar que sea un apagón y todo se restablezca. —Pues la gente está por la calle agolpándose para comprar comida y, más sorprendente
aún, radios a pilas. —Entonces somos los mejor pertrechados porque tenemos fiambre, pan, tomate y una radio.
Por una vez hemos sido más previsores que el resto. Y sin habérnoslo propuesto ni
comprado ningún kit. ¿Queréis un sandwich? —preguntó nuestro protagonista. —Yo sí, muchas gracias. Ahora que estáis bien tengo hambre —dijo Coralia. —Yo ahora no puedo comer. Esto es el primer paso. Esta noche bombardearán —intervino Juan.Entonces la radio dijo que la comisión europea había hablado sobre aquel incidente y no
constaban indicios de un ciberataque, aunque no descartaban ninguna hipótesis aún.
—Para ser una guerra es bastante floja —dijo nuestro protagonista. —Esperarán a la noche, buscan el efecto sorpresa —insistió Juan. —Bueno, de momento, como hemos dicho, ha dado la casualidad de que a nosotros nos ha
pillado muy bien preparados. Y la gente hace colas y tal pero tampoco los veo con pánico
—comentó Fran mirando por la ventana. —Joder, sólo te falta decir que estás a gusto. —Qué quieres que te diga, para mí, estar a resguardo en esta situación es la leche. Me siento
como bendecido —sentenció nuestro protagonista.El apagón duró hasta las nueve y media de la noche en el barrio de Fran y todo volvió a la
normalidad. Pero al irse a acostar aquella noche todavía se regocijaba en haber sido el mejor
preparado en una situación límite. Y sorprendiéndose de que la gente necesitara una situaciónlímite para apreciar la radio que tanto y tan bien le entretenía e informaba a él.
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