lunes, 21 de abril de 2025

Un lugar para las gafas

 

 

¡Pues yo sin
gafas no puedo 
estar!—gritó 
Juan Gordal—Ahora
 vienen los 
días de sol
 y las necesito.Bueno, cálmate.
 ¿estás seguro de haberlas traído a casa? —dijo nuestro protagonista.Sí, porque en el trabajo no estaban.

Los Gordal Palacios llevaba tres días a vuelta con aquella pérdida de las gafas de sol del
mediano de los hermanos, que, ante la llegada de la primavera y los días de claridad
necesitaba protegerse los ojos.

¿No podrías haber tenido los ojos oscuros como Cárol y yo? A mí el sol no es que me 
guste sobre la vista, pero puedo resistirlo.Déjate de tonterías, si no aparecen me tendré que gastar 200 pavos en otras y no tengo
 nada de ganas.

De pronto Fran encontró las gafas de su hermano sobre una pila de libros de una de las
estanterías de su casa. Se lo indicó a Juan.

¡Muchas gracias, Fran! ¿Ves cómo cuando quieres no eres un cachocarne? —dijo Juan.Bueno, ahora preocúpate de dejarlas en un sitio donde las tengas controladas. Que nos has 
dado tres día insufribles.

 Juan se quedó pensativo y de pronto expresó una idea sorprendente:Allí donde estaban es buen lugar —comentó.¡¿Qué?! ¡Pero si has estado tres días revolviéndolo todo por tenerlas ahí!Pero ahora lo sé y el sitio me ha convencido. Nada, está decidido.Vale, pero yo no vuelvo a buscarlas —sentenció Fran. 


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