-2 ulos vente -dijo aquel chino cobrando a Juan y Fran
Gordal las coca colas que le habían comprado.
Juan se dispuso a sacar las monedas necesarias y de forma
increíble su bolsillo estalló esparciendo la calderilla por todo el
suelo del local. Dos minutos llevó recoger todo, ante las risas del
dependiente chino, que también echó una mano. Al salir de la tienda
ambos hermanos lo comentaban:
-Esto es lo típico que si te pasara a ti montaría un pollo
tremendo. Vaya espectáculo.
-Bueno, lo jodido es que esto es lo típico que uno olvida y no
se acuerda de que tiene un agujero en el bolsillo y pierdes cosas por
ahí
-Habrá que coserlo, por esto no se tiran unos pantalones.
-Pues a ver si te acuerdas.
-Me acordaré.
Unos días más tarde ambos hermanos
volvieron a salir y de pronto Fran se sorprendió viendo a su hermano
haciendo una serie de extraños movimientos y palpándose todo lo
largo de la pierna. Pronto comprendió el motivo de la extraña danza
de su hermano: este se sacó con muchos esfuerzos de la pernera la
cartera donde llevaba su dinero y su documentación.
-¿Ves cómo no es fácil acordarse?
-le dijo-. A mí me pasó lo mismo con otro agujero.
-Pero de hoy no pasa, hoy lo hago.
-Tú no tienes ni idea, lo voy a tener
que hacer yo, porque en esto no vamos a meter a mamá.
-Pero a tí no tegusta nada coser,
siempre lo dices. Me apañaré yo.
-Pues parece que ha petado del todo el
bolsillo y esto sí que no sé si tiene más arreglo que otros
pantalones. Si me hubieras dejado coserlos yo...
-Fran, vete a la mierda. Nadie más
que yo va a gestionar esto, y me lo voy a arreglar.
-De acuerdo, cabezón, pero con el
próximo "arreglo" de los tuyos te vas a quedar en
gallumbos en plena calle.
-Ya verás cómo no.
-Allá tú, pero ahora mismo no tienes
un cuerpo como para exhibirlo -sentenció Fran.
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