jueves, 5 de septiembre de 2019

Trucha dulce.


-YcómonostraeesoCarolina
aquiénseleocurreun
dulcedetruchaycómo
esperaquenoslo
comamosqué
maníatenéisvosotrosconlas
cosasrarasylobienque
estánlatruchaylosnicanores
porseparadoytenéis
quemezclarlo
todobuenolohatraídoconilusión... -comenzó a decir Doña Marta Palacios observando el extraño dulce que había traído Carolina Gordal de sus vacaciones.
-Tengo que reconocer que a mí también me sorprende, mamá -respondió nuestro protagonista-. Pero dice Carolina que está bueno, y habrá al menos que probarlo.



Y es que lo han leído bien, eran unos nicanores, clásico dulce de hojaldre de varias localidades, pero rellenos con truchas y sus huevas. Aunque casi no se notaban en el conjunto, por lo visto era una idea que había tenido un pastelero de una de las villas por donde Carolina había pasado para dar salida a las truchas que pescaba con verdadera pasión. Desde luego, externamente en nada se distinguían esos dulces de otros similares.



-Mirad bién hasta cuándo pueden consumirse -dijo Juan Gordal.
-Tranquilo, pone que es apto todo este mes. Tomaremos unos pocos de postre.
-Y nosotros primero, que mamá seguramente montará un pollo de los que monta cuando algo tiene el más mínimo sabor.
-Nohijosnoesporsaboresqueamímegustanlascosascomosiempresehantomadoyestoquecogéisvosotros
esfortísimoysiempremedejaaturdidanoséquiénosmandaprobarnadadefueraconloricasqueestánlas
cosasquesehancomidosiempre...
-Ahí, lo tienes, Juan.



Durante toda la comida, Doña Marta Palacios estuvo perorando sobre el horror de probar aquel ducle y lo buenos que según ella estaban los huevos fritos con arroz que tenían aquella noche. Juan y Fran Gordal le recordaban que nadie la obligaría a tomarlos si no quería, hasta que llegó el postre. Juan fue el primero en probarlo:



-¡Joder con las excentricidades de Cárol! ¿A quién se le ha ocurrido esta mierda? -dijo Juan tras un mordisco a uno de aquellos hojaldres.
-No empiezas, Juan -dijo nuestro protagonista probando el suyo. Era un sabor difícil de describir, sabía a nicanor, pero dejando un regusto como de pescado ahumado. En efecto Fran tampoco le cogió el gusto-. Esto está malísimo. Yo no quiero más.
-Puesponedemeunpocoamíquemevaisadejarsinnadaencimaquemelohatraídolaniñacontodasuilusión
yyonovoyacatarloesunatonteríayoquieromipartequehastaparaestotenéisqueedarmedeladosino
estuvieraatentaasaberdóndememandábais -dijo Doña Marta para sorpresa de los hermanos.
-Pero mamá, si has estado toda la comida diciendo...
-Buenounacosaesquenomegustequetraigaiscosasrarasperoaversinisiquieramevaisadejarporbardeeso
queyotambiénsoydelafamiliaytengoderechoquesiempremedejáisdeladoyaestábienniparalosdulcesa
lospostrescontáisconmigo...
-Vale, tranquila. Venga , coge uno.



Los dos hermanos observaron a la matriarca de los Gordal palacios morder el hojaldre con dificultades, para decirles a continuación:



-Tenéisrazónestoestámalísimoperoaquiénseleocurretomarestobuenolediremosalaniñaqueestabamuy
buenoaunqueestonohayquienlocomaperonoselovamosadecirsilohatraídocontodasuilusiónencimahay
queponerbuenacara...
-No mamá -respondieron casi al unísonoambos hermanos.
-Si le decimos que está bueno lo tarerá cada vez que se vaya por los pueblos -dijo nuestro protagonista.
-Veisyonocuentoyaestáisdejándomedeladocadavezquehabloescomohacerloconlaparedpuesaúnnome
hemuertoyaselodiréyocuandohableconellaospeseonoylevamosadecirquenoshagustadoquelaniñatiene
ilusiónylohahechoconganas...
-Joder, ha sido todo un acierto el dulce -dijo Juan.
-Sí, lo hemos disfrutado.

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