―Pues bueno, ya tengo
mi camiseta y una mochila nueva aparte de todos los tebeos, pero el dinero que había ganado se ha reducido a la mitad ―dijo Juan Gordal tras pagar por esosdos artículos. ―Bueno, el dinero se disfruta gastándolo, Juan ―respondió nuestro protagonista―. Ya has pasado
suficiente tiempo dando el callo. ―Sí, y a ver ahora si tengo pronto otro trabajo. Porque me estoy dando cuenta de que es muy
caro estar ocioso. No sólo por no tener pasta sino porque gastas la que tienes.Esta última afirmación dejó pensativo a nuestro protagonista. ¿Cuánto se había gastado él en los
dos últimos días? Veamos, unas cervezas, dos cómics, libros de historia... Pues al final salían 40
euros. Eso le daba la mitad de un sueldo mínimo para poder llevar adelante todos sus deseos y
caprichos.
―Yo me he gastado hoy treinta. Son 900 al mes. Y suerte que la mayoría de los días los pasamosen los trabajos, donde hasta la comida te la sirven ―continuó Juan. ―Es verdad, es raro que un día de curro te gaste más de 10 euros ―asumió Fran. ―Y si tienes la tarjeta de transporte ni eso. ―Pues sí, va a ser verdad que necesitamos el curro para ganar y no gastar. ―Ese es el otro ahorro.Entonces Fran vio aquel pub donde tantas cervezas se habían bebido los dos hermanos y propuso:
―¿Quieres una? Esto tampoco lo tomarás un día de curro. ―Bueno, pero ahora gastas tú ―respondió Juan―. Que normalmente tampoco lo haces.


No hay comentarios:
Publicar un comentario