Aquel día nuestro protagonista bajó al supermercado a hacer unjas compras y se acordó de
llevar una bolsa de plástico de su casa para no gastar más. No en vano había oído una vez
más reportajes sobre esas islas de basura que se estaban acumulando en ciertos puntos del
océano de su planeta. Aunque tenía la percepción de que la gente de la calle no era la
responsable última de aquel problema, estaba decidido a hacer su parte y aportar su granito
de arena para solucionarlo. Al pagar su compra se dio cuenta de que quizás había cogido
demasiados productos para una sola bolsa, pero logró juntarlo y llegar a su casa. De camino
a ella notó cómo en su mano las asas de la bolsa se le clavaban. Al principio pensó que era
algo normal, pero poco después vio que la bolsa estaba agujereándose y la tensión resultante
era lo que le estaba apretando en la mano. Llegando a casa pasó la típica situación en que
te encuentras a un vecino en una puerta y no sabes quién debe ceder el paso a quién. Fran
dejó salir a aquel vecino y entonces la bolsa cedió de ese asa y desparramó por todo el suelo
su contenido. El vecino se dispuso a ayudarle.
―No es necesario, puedo yo―dijo nuestro protagonista. ―No tenga apuro, no es ninguna molestia―respondió su vecino.Avergonzado y con los restos de su bolsa nuestro protagonista entró en e vestíbulo de su
portal y la otra asa también cedió. Esta vez tuvo que recoger sólo toda su compra, y llevar
la bolsa cogida por debajo sin asas. Antes de llegar al ascensor se agujereó por uno de su
s lados y volvió a desparramarse todo. Ahora Fran prácticamente no tenía bolsa, sino
simplemente unas cuantas tiras informes de plástico, por lo que creyó que lo mejor era
coger en la mano lo que pudiera y llevarlo. Le costó cuatro viajes meter toda su compra
en casa. Y luego ordenarlo. Cuando acabó una alarma en su móvil le hizo mirar la pantalla
del mismo donde de un modo muy oportuno había un banner de Greta Thumberg, una famosa
activista medioambiental de su cabeza.
―Estarás contenta, Greta ―dijo para sí nuestro protagonista―. Literalmente uso las bolsas hasta que revientan.


No hay comentarios:
Publicar un comentario