Nuestro protagonista
observó aquellos
tres filetes que
habían sobrado
del mediodía.
Los puso en
tuppers para
guardarlos en la nevera mientras su familia le felicitaba: ―Estaba muy bueno, Fran, pero yo no puedo más ―dijo Carolina. ―Esquehastraídodemasiadoperovamosyoporlanochemetomootrosinningúnproblemaquehasalido muybuenoynomeimportarepetirperoahoraestoyllenísimayademásmeesperamiheladodechocolateque novoyaperdonarpornada... ―intervino Doña Marta Palacios. ―Tendrás que calcular mejor las cantidades, Fran ―sentenció Juan.Nuestro protagonista rumiaba todas esas ideas en su cabeza. Desde luego que había sobrado
carne, pero si hubiera traído una sola bandeja del supermercado seguramente hubiera hecho corto.
Al introducir los filetes en la nevera observó el paquete de merluza que había puesto a descongelar
para la cena, y que todavía quedaba estofado de una comida anterior.
―Está claro que esta noche no voy a cocinar nada, hay que dar salida a lo que tenemos ―observó
nuestro protagonista. ―Pues entonces se va a estropear el pescado ― comentó Carolina. ―Yo hoy no cenaré aquí, que he quedado ―intervino Juan ―Pues eso supondrá más sobras ―pensó Fran ―Bueno, tú apáñatelas, pero no se puede perder nada y tenemos que comer todo.Así se quedó nuestro protagonista dando vueltas al modo de sacar adelante toda la comida de que
disponía, pero además, pensando en los horarios de toda la familia y quién podría faltar cada vez.
Bueno, de momento el estofado, por mis cojones, se acaba hoy, sentenció. Y tendrán que comer
estos en horario normar. Ya tenemos una línea del Tetris. Poco a poco.
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